Masculinidad: Cuando los Alfa son o no Heterosexuales
Manuel García Estrada
Académico, ex consejero consultivo nacional de la secretaría de diversidad de morena; activista por los derechos LGBT.*
La masculinidad ha sido durante siglos un eje fundacional en la construcción de las civilizaciones. En la actualidad, sin embargo, ser hombre y, más aún, asumir un rol de liderazgo masculino —ser un «alfa»— ha sido objeto de crítica, malinterpretación y demonización por parte de ciertos sectores progresistas, feministas radicales y movimientos ideológicos que buscan desarticular los cimientos simbólicos de la sociedad. Esta narrativa equivocada asocia la masculinidad con la violencia, la dominación o la represión, ignorando que, en su manifestación sana y auténtica, la masculinidad —sea heterosexual o gay— está ligada a valores como el liderazgo, la protección, la responsabilidad, el cuidado y el sacrificio por el bien común.
Los hombres alfa, históricamente, son aquellos que asumieron la responsabilidad de exponer sus vidas por su familia, su tribu o su comunidad. En las culturas de hace 15 mil años, el hombre cazador no solo era proveedor, sino también defensor ante peligros como animales salvajes o invasores humanos que intentaban abusar de los miembros más vulnerables del grupo.[1] Este rol no era impuesto por estructuras opresoras, sino adoptado voluntariamente como expresión de un impulso biológico y emocional: proteger lo amado.
Contrario a lo que promueven ciertas narrativas actuales, los hombres alfa no son, por definición, violentos, narcisistas o misóginos. El narcisismo, en cambio, es un trastorno de la personalidad caracterizado por una necesidad patológica de admiración y la falta de empatía, que suele derivar en comportamientos destructivos, abusivos y antisociales[2]. No es masculinidad auténtica, sino una perversión del ego. Confundir narcisismo con masculinidad es un error de consecuencias sociales graves, promovido muchas veces por sectores incapaces de competir con mérito, visión o ética. Es importante destacar que algunos “liderazgos” de grupos feministas o gay son en esencia narcisistas.
Hoy en día, un hombre alfa puede ser heterosexual o gay. Lo que lo define no es su orientación sexual, sino su capacidad de liderar con integridad, su fuerza emocional, su ética protectora y su compromiso con el bienestar de otros. El alfa auténtico no domina por poder, sino que inspira por ejemplo. En comunidades diversas, es frecuente observar cómo los hombres gays que asumen roles alfa se convierten en pilares de redes sociales, creativas o familiares. Lideran sin renunciar a su esencia masculina. Por el contrario, encuentran en ella una forma de afirmación e identidad.[3]
En este contexto, se vuelve urgente denunciar los ataques sistemáticos a la masculinidad como si fuese una amenaza. La masculinidad no es enemiga de las mujeres ni de las diversidades sexuales. El auténtico hombre masculino —sea gay o heterosexual— protege a los débiles, busca justicia, defiende la propiedad y fomenta la paz. Las figuras alfa no son obstáculos para la equidad; son aliados indispensables para una sociedad equilibrada. Los ataques provienen generalmente de personas resentidas, que al no poder acceder al liderazgo por medios legítimos, lo sabotean a través de discursos de odio disfrazados de crítica ideológica.
Hay que reconocer que la masculinidad sana es una fuente de orden, contención emocional y estructura social. Al pretender eliminarla o caricaturizarla, se debilitan los referentes que muchas personas necesitan para crecer con seguridad, identidad y autoestima. En un mundo sin referentes positivos masculinos, los vacíos son ocupados por figuras violentas, por ideologías confusas o por el nihilismo. En cambio, cuando un hombre —sea gay o heterosexual— asume su masculinidad con orgullo y responsabilidad, se convierte en guía, en mentor, en protector.
Es importante también subrayar que dentro del mundo gay, muchos hombres valoran profundamente la masculinidad de otros hombres. Lejos de ser una estética superficial, se trata de un lenguaje emocional, simbólico y afectivo que permite reconocer al otro como par, como fuerza, como complicidad. Las relaciones entre hombres pueden ser intensas, honestas y emocionalmente sólidas cuando ambos han integrado su identidad sin vergüenza y sin necesidad de diluir su energía masculina para encajar en moldes impuestos.[4]
El futuro necesita hombres alfa. Necesita masculinidad con dirección, fuerza con compasión, autoridad con sensibilidad. Figuras como Elon Musk en la tecnología, Ricardo Bofill en la arquitectura, Octavio Paz en la poesía, o Alexander McQueen en la moda, son ejemplos de cómo la masculinidad puede ser creativa, protectora, arriesgada y no por ello opresora o excluyente. Son ejemplos de liderazgo que trasciende etiquetas sexuales.
En definitiva, no debemos permitir que una minoría ideologizada continúe manipulando el discurso público para debilitar los pilares que han sostenido la civilización. La masculinidad auténtica —esa que nace del cuidado, la sabiduría y la entrega— debe ser reivindicada, celebrada y protegida, tanto en hombres heterosexuales como en hombres gays. Sin ella, el mundo pierde dirección, equilibrio y nobleza.
Notas de pie de página:
[1] Mead, Margaret. Sexo y temperamento en tres sociedades primitivas, 1935. [2] American Psychiatric Association. DSM-5: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, 2013. [3] Bergling, Tim. Sissyphobia: Gay Men and Effeminate Behavior. Haworth Press, 2001. [4] Cass, Vivienne. «Homosexual Identity Formation: A Theoretical Model,» Journal of Homosexuality, 1979. [5] Jordan Peterson. 12 Rules for Life: An Antidote to Chaos, 2018. [6] Ríos, Roger Bartra. El salvaje en el espejo: El concepto de lo masculino en la cultura moderna, Fondo de Cultura Económica, 1992. [7] McGill, Steven. «Alpha Male Myths: Masculinity, Power, and Misrepresentation», Psychology Today, 2021.
Referencias bibliográficas:
- Mead, Margaret. Sexo y temperamento en tres sociedades primitivas. Ediciones Paidos, 2000.
- American Psychiatric Association. DSM-5: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, Editorial Médica Panamericana, 2014.
- Bergling, Tim. Sissyphobia: Gay Men and Effeminate Behavior. Haworth Press, 2001.
- Cass, Vivienne. «Homosexual Identity Formation: A Theoretical Model,» Journal of Homosexuality, Vol. 4, 1979.
- Peterson, Jordan. 12 Reglas para vivir: Un antídoto al caos. Editorial Planeta, 2018.
- Bartra, Roger. El salvaje en el espejo. Fondo de Cultura Económica, 1992.
- McGill, Steven. «Alpha Male Myths: Masculinity, Power, and Misrepresentation», Psychology Today, 2021.
- “Los colectivos LGBTI no me representan”, “renuncié a morena por congruencia conmigo mismo” Manuel García Estrada en Youtube: El Hijo del Rayo.
