Nova vocatio ad servitium Apollonis.
Y todo se fue presentando, lentamente, pausadamente, contundentemente, se presentaron las personas y las ideas, los elementos y los sueños, el cielo comenzó hablar y las mariposas reposaron a sus hijos entre nuestro bosque, las libélulas inundaron el espacio y el arte combinaba con todo ello entre música hermosa y el agua. Mucha agua.
Comenzó con el agua como fuerza contra el abuso, accidentalmente o causalmente el agua alborotó los aguaceros, llovió sobre mojado. Y seguía lloviendo. Todo se mojaba, se abrieron paso entre el tiempo las gotas que caían sobre mis libros, notas y escritorio entero.
Se presentaron otra vez los libros, formados como soldados yendo a la batalla emergieron de la oscuridad para volver a dar luz. La luz tocó el alma y la sangre de la ignominia surcaba nuestras sienes como veneno de odio, como producto del mal que buscaba ensuciarnos.
Habló otra vez el cielo. Saturno si occuperà della vendetta.
Llovió de nuevo. Esta vez no lloré por ellos.
Las libélulas volaron otra vez y los pinceles cubrieron con pintura el muro.
Del fondo blanco llegaron los amigos, esos, los muertos. Me tocaron. Me ungieron.
La corona de olivos se mezcló con las canas, con el pecho, las piernas y las enormes pantorrillas.
Mars, Saturnus et Sol rectorem finxerunt.
Los entes oscuros lanzaron lodo que se escurrió por las lluvias, las que no paran. Se develaron los agentes del Mal. Su veneno fue acallado por el rugido del león blanco.
Caesar rediit.
Un nuevo llamado al servicio de Apolo entró por la corona. Bajé la mirada y desafié otra vez al infierno, desplegué mis alas, oré por ti para que fueras salvado, por mi ya no se reza porque ya he rezado con insuficiencia eterna. Carmen rige sobre mi cresta.
No lloro. No temo. Apenas reacciono. Semper domino dominorum pareo.
¿Es este el último viaje y la última gran batalla? ¿He venido al final de las guerras?
Desenvaino la daga, la espada, la espalda.
Deus, duc me ad infinitum. Como siempre.
#manuelgarciaestrada#cordobaveracruz
