Cinco personas que ciudadanizan desde distintas trincheras.

Rémulo Samir Jiménez, Morelos.

Desde hace años me vinculé a la Asociación de Creadores para el Desarrollo Social y pude asistir a sus festivales intracultura en Toluca y en el magnífico cierre en el Palacio de las Bellas Artes en 2011, recibí hasta tres libros donados en sus jornadas de entrega de libros, me mantuve cercano de las actividades de esta organización que por el México profundo viene transformando a la sociedad, de quienes hablo son casos que pude no solo ver de cerca sino ver el apoyo de la AC en favor de sus comunidades. Detrás de toda la cultura y formación que generan los proyectos de libre comercio, café, artes y ciencias está su plataforma que hoy muchos distinguimos fuertemente: Ciudadanizar.

La ciudadana que convirtió su calle en un centro cultural

En una colonia olvidada de las periferias urbanas, María del Carmen Esquivel, maestra jubilada, decidió que su retiro no sería sinónimo de descanso, sino de acción. Comenzó colocando una banca, luego un librero comunitario, más tarde una lona con actividades de lectura para niños. Con el tiempo, su calle se volvió punto de reunión, tertulia, debates vecinales y talleres de encuadernación y poesía.
María del Carmen entendió que la ciudadanización no es pedirle todo al gobierno, sino asumir el derecho y el deber de construir comunidad desde lo cotidiano. Hoy su casa es una «pequeña ágora» donde florece el pensamiento libre.

Maricarmen es del Estado de México y desarrolla su activismo entre obreros, grupos de despojo de inmuebles y trabajadores que nutren a la ciudad de México con su fuerza y sudor.


La barista que convirtió el servicio en un acto de dignidad

Trabajar detrás de una barra de café no era para Laura Méndez solo una ocupación: era una forma de narrar el país que soñaba. En cada café preparado con precisión, en cada conversación sostenida con los clientes, iba sembrando un valor: el respeto mutuo. Formada en la Academia de Artes y Ciencias del Café de Rococó, Laura ha dado charlas sobre género y trabajo digno, promoviendo la ética en el servicio como una forma de resistencia.
Para ella, ciudadanizar es profesionalizar sin deshumanizar. Convertirse en referente local no por fama, sino por excelencia.

Actualmente Laura se mantiene trabajando en una barra de Ciudad de México y forma parte de los baristas de la nueva generación de la llamada 4a ola del café.


El joven que sembró libros en los parques

A los 19 años, Ramiro Alvarado decidió hacer algo con la frustración de ver que en su colonia no había biblioteca. Llevó libros propios al parque y colocó un cartel: “Lee uno, deja uno”. A la semana, la comunidad se había apropiado del proyecto. Hoy coordina 7 puntos de lectura móvil y ha sido invitado por universidades y colectivos a contar su experiencia.
Ramiro representa la ciudadanización desde lo joven y lo urgente: ejercer el derecho a la cultura como una forma de justicia intergeneracional.

Actualmente Ramiro es maestro normalista y mantiene en sus aulas el amor por los libros en un estado donde se necesita más que nunca que la ciudadanización avance: Michoacán.


El mecánico que enseña civismo con herramientas

En un pequeño taller del centro de la ciudad, David Rivas repara autos por la mañana y por las tardes ofrece clases gratuitas de mecánica básica a jóvenes. Pero su intención va más allá de enseñar un oficio: habla sobre impuestos, participación electoral, derechos laborales.
Nadie nos explica cómo funciona el país, hay que contarlo en donde estemos”, dice.
David es un ciudadano que usa su espacio como trinchera pedagógica. Y en cada clase deja claro que la ciudadanización es saber y hacer.

David es actualmente papá de Kimberly y Marlene, su inspiración a participar y entender el mundo de lo político se desató después de que viera en el Senado de la República la declaración del Día del Barista. El señor Rivas sigue animando a sus vecinos a participar y a no quedarse callado, ha recibido múltiples amenazas de grupos criminales y de la misma policía pero no cede, todos los días va a misa y mantiene su amor por el país. Su estado, Guerrero, lo necesita más que nunca.

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