El Águila vuelve a surcar las Grandes Montañas de Veracruz

Hace más de veinte años, El Águila extendió sus alas y emprendió un vuelo audaz sobre las vastas montañas, cafetales, ríos y pueblos de Veracruz. Entre 1998 y 2003, su plumaje hecho de papel y tinta se convirtió en el mensajero de una nueva época cultural. Con ediciones quincenales, la Revista Artes y Ciencias El Águila logró lo que parecía imposible: poner en manos de miles de lectores los pensamientos, relatos, poemas, fotografías y pinturas de los creadores de esta región. Sin pedir permiso. Sin censura. Sin miedo.

El Águila fue la chispa y el combustible del movimiento cultural más importante en los últimos treinta años en el centro de Veracruz. Y lo fue porque supo escuchar y amplificar todas las voces. La del niño poeta, la del artista incomprendido, la del cronista de barrio, la del ensayista provocador, la del campesino sabio, la del pintor experimental. Aquí cabían todas. El Águila no pedía credenciales. Solo autenticidad.

Nacida con el espíritu combativo de El Hijo del Ahuizote, nutrida por la delicadeza intelectual de Los Contemporáneos, y con el aliento profético de El Delfín de Tezonapa, esta revista trazó un mapa nuevo para las letras y las artes en Veracruz. Y ahora, dos décadas después, regresa.

Sí. El Águila ha vuelto.

Y no lo hace como nostalgia ni repetición, sino como acto vivo de resistencia cultural. Porque hoy, como entonces, necesitamos espacios que no teman a la libertad, que abracen la diversidad estética, política y sexual, que fomenten el pensamiento crítico y celebren la creación desde abajo.

Hoy comprendemos también que El Águila fue incubadora y madre de muchas voces que luego volaron por sí solas. Entre ellas, la plataforma contemporánea de El Hijo del Rayo, ese proyecto audiovisual, literario y político que rompe moldes y que da continuidad al legado editorial de esta publicación. No es coincidencia. Manuel García Estrada, el director de El Águila, es también El Hijo del Rayo: escritor, activista, intelectual libre y guardián de la memoria cultural de esta región.

Con esta nueva etapa de la revista, reafirmamos una convicción: la cultura es poder cuando es compartida. La palabra es acción cuando es liberada.

Invitamos a nuevas y viejas voces a acompañarnos en este nuevo vuelo. El cielo es amplio, las alas están abiertas, y el tiempo de la poesía, la crítica, el arte y la ciencia es siempre ahora.

El Águila ha regresado. Y no bajará la mirada.

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