Chiqui coffee, el cafecito de Nora.
Cada mañana Nora se levanta para ir a la escuela, su mamá le prepara el desayuno y un enorme vaso de café con leche pero no le gusta mucho porque dice que el sabor es amargo.
El día de hoy, Chepina, la mamá de Nora, le puso miel al café con leche y eso sí que le gustó a la niña que al terminar de desayunar salió a la escuela corriendo cargando su mochila llena de libretas y dos libros sobre historia porque hoy es el día en que verán los temas de cómo nació su país. En el camino sintió como que podía avanzar más rápido y notaba cada árbol, casa y vecino con especial atención.
Cuando Nora llegó a la escuela estaba muy atenta a las clases y podía acordarse mejor de lo que estaba escuchando, sonreía mientras hacia anotaciones de lo que su maestro, Juan, hablaba.
El maestro les hizo una pregunta ¿Quién toma café en las mañanas? Nora de inmediato levantó la mano y vio que muchos de sus compañeros no lo habían hecho, eran los que casi nunca hablaban ni contestaban preguntas, parecía que siempre tenían sueño así que imaginó que no habían desayunado porque cuando comes en las mañana siempre estás más activo y te sientes más fuerte, pensó.
La noche de ese día Nora le contó a su mamá lo que había sucedido en la escuela y Chepina le propuso llevar al otro día unas quesadillas con jamón para compartir con sus compañeros, son solo 8 en la escuela rural de Totutla y cuando al otro día se iba para la escuela la mamá le dio una cajita con la comida pero además le dio una botella con café con leche fresco, así que esa mañana el recreo se convirtió en un día de campo y estando en el pasto bajo el viejo mango de la escuela comieron todos y bebieron café. Al regresar al salón a la clase el maestro Juan se quedó sorprendido porque todos querían participar y platicar. Parecía que el alimento había dado resultados buenos.
Nora contó a su mamá el éxito que fue la clase y le pidió hacer más desayunos y aunque no gana mucho dinero en su trabajo decidió que lo haría de nuevo, esta vez el café se había acabado y solo alcanzó para darle a su hija.
La niña llegó feliz a la escuela, sabía que la clase sería muy emocionante con todos participando, llevó unos taquitos dorados con pollo y todos comieron contentos pero el resultado no fue el mismo. Ya nadie se veía adormilado pero no preguntaban tanto ni hablaban. Desconcertada Nora le preguntó al maestro a Juan si había notado el cambio. El profesor le dijo que sí.
-¿Por qué los niños hoy no están activos como ayer maestro?
-¿Por qué te preocupa eso Nora?
-Es que me gusta más venir a la escuela y que todos participemos y juguemos, cuando mis compañeros vienen tristes y perezosos hasta yo me aburro en el salón, me gustaría que todo estuviera más alegre. Ayer mi mamá me hizo desayunos para compartir y café con leche, hoy traje la comida pero no pasó nada.
Juan se quedó pensativo percatándose que Nora no les había dado café el día de hoy, al finalizar las clases acompañó a la niña a su casa para poder hablar con su mamá, cuando ellos llegaban arribaba Chepina con unas bolsas de mandado
-Maestro, qué gusto verlo, pase, pase, tome asiento, solo dejo esto en la cocina y vengo con usted, Norita, ofrécele agua a tu profesor
Después de unos minutos Chepina se sentó frente al maestro
-¿Qué lo trae por aquí maestro Juan? ¿Se portó mal Nora?
-No señora, Norita es muy buena alumna, tanto que me dice que se aburre con sus compañeros que no son tan participativos como ella y me contó lo que hizo de mandar desayunos para los niños y café
-Bueno maestro, café no porque no me alcanzó para comprar más así que tengo el que usamos nosotras y nada más
-De eso quiero hablarle, Nora y yo notamos la diferencia de cuando los niños toman café y cuando no y como sé que no es fácil mandar todos los días café quería preguntarle si usted conoce a don Refugio, el de la organización de cafetaleros de nuestra región para que si me lo presenta veamos la manera de tener café en la escuela
-Es mi tío ¿Por qué no vamos de una vez a verlo?
Chepina, el maestro Juan y Nora se fueron a ver a don Refugio que encontraron en su casa y le platicaron todo lo sucedido, para su sorpresa les dijo que los apoyaría enviando un kilo de café cada semana para el salón y el maestro y que pediría a sus compañeros que fueran haciendo lo propio para que durante todo el curso escolar probaran los beneficios del café.
El maestro Juan le propuso a Chepina que las mamás se organizaran para hacer desayunos cada día para todo el salón, que se ajustaran en precios para que todos los días comieran cosas sanas y similares los niños del aula. Así pues, organizados todos en comunidad llamaron a los desayunos con café y leche «Almuerzo Escolar» .
Después de 3 meses exitosos de trabajo las demás mamás de los niños de la escuela comenzaron a organizarse y todos ahora desayunan y toman su café con leche logrando aprender más y mejor.
Nora va cada mañana muy contenta a la escuela porque sabe que sus compañeros ya no están tristes ni aletargados, todos participan y todos ríen y juegan mucho. Al finalizar el año el maestro Juan le regaló un llavero que es un cojín pequeño impreso como grano de café
-Gracias maestro ¡Me gusta mucho! hasta le voy a poner nombre a mi granito de café
-¿Cómo se va a llamar?
-Mmm, está chiquitín, le pondré «chiqui coffee» porque al final el cafecito me dio la razón con mis compañeros, necesitan alimentarse bien y tomar café con leche para aprender más.
MANUEL GARCÍA ESTRADA