Evaluación de políticos para puestos públicos, lo que no dicen.

En México la parafernalia del sistema de partidos genera super nomenklaturas en donde la gente pasa de puestos y cargos en el instituto político a relevar a otros que ya ocupan curules o direcciones o jefaturas sin que sean evaluados en sus capacidades sociales, administrativas, intelectuales y de visión. Nadie les analiza sus acciones fuera del espacio público.

Un político, nos han hecho creer, que puede ser un escuincle baboso y obediente que logra colocarse en algún cargo de partido, su docilidad lo lleva a encabezar asambleas y puede convertirse en presidente distrital de su instituto político, de ahí lo llaman a un cargo pedorrón en un gobierno: asistente o asesor, es lo mismo, director de algún área en donde no sepa nada pero como tiene, quizás en uno de los mejores casos, alguna carrera en ciencias políticas cree que ya sabe qué hay que hacer.

Ese idiota en calidad de simio funciona para ser comparsa, obedecer y decir tonterías, sin el puesto ni el respaldo de sus compañeros no ha hecho nada por la comunidad, es muy raro que un líder vecinal se convierta en un jefe de área, director o incluso regidor porque la nomenklatura de partidos y gobierno combaten a los ciudadanos prominentes y proactivos de todas las áreas, se sienten amenazados por la fuerza cívica debido a que los exhiben en su satrapía.

La constante permanece en el país y la ha maximizado MORENA, en la época del PRI o del PAN al menos se les exigía a estos jóvenes apadrinados tener carrera y posgrados, especialidades y bañarse, peinarse, acicalarse para atender a la gente. Impedían a toda costa que se generaran problemas sociales, los de MORENA no.

En MORENA un joven gordo y deforme que mal acabó una carrera en escuela pública se victimiza, acusa a quienes lo critican de gordofobia, homofobia, discriminadores raciales, sociales, etc. Porque en la escuela solo le enseñaron a justificarse en su mediocridad, si se fijan en la estructura de MORENA no hay gente brillante, los apachurran, excluyen, amenazan. Los bloquean. Es que esos son los que colocan el dedo en la llaga y muestran la mediocridad de los que son sus jefes.

Sujetos que llegan a la Cámara de diputados son inútiles pero obedientes, no trabajan, obedecen, además publican propaganda de sus jefes políticos, presidente o lo que les digan que difundan. Son apenas malas secretarias a modo community manager. De hecho ni a eso llegan porque no entienden cómo funciona la comunicación.

Mientras el gobierno siga siendo manejado por gente utilitarista y que solo a través del dinero público dice que sirve a los demás estamos jodidos. Esa gente no es ni líder ni visionario, son apenas apoxcahuados mercachifles que no son capaces ni de tomar una escoba para barrer la banqueta de su cuadra porque «que la barran los vecinos ¿Yo por qué?». Eso sí, si se trata de estar en campaña agarran la escoba y se toman fotos pero desde su corazón NUNCA HACEN NADA POR LOS DEMÁS.

Quizás desde el punto de vista de Ayn Rand un joven egoísta que ve por lo suyo está bien en la política pero no desde el punto de vista de que ese ser no es en realidad alguien preocupado por lo público sino un cínico corrupto que no quiere trabajar para mamar chichi del erario para siempre y eso la propia Ayn Rand lo odiaría y escupiría porque por eso ella no quiere un gobierno lleno de gente rémora.

En 2024 sé duro, sé culero, sé rudo, evalúa a los candidatos, no les permitas mentir, no les permitas demagogia, hemos tenido ya demasiado con López Obrador y la lección debemos aprenderla.

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