La chabacanería desinforma y al peladaje las palabras REPÚBLICA y DEMOCRACIA no les importa.
Es mentira que se quiera mejorar la vida democrática y republicana del país a través de la cosa esa llamada 4T y que es un concepto fijado en el imaginario para inundar los libros de historia y decir que efectivamente acontece en México un gran cambio que como sigue mostrando ANDRÉS MANUEL solo es un asunto de recrear al PRI.
Apenas hoy 6 de septiembre AMLO elogió al origen del PRI y sus generales que ganaron la revolución con la aprobación de ESTADOS UNIDOS que necesitaba pacificar a México en su favor y después de tanta intervención para evitar el desarrollo del país decidieron nombrar virreyes o gerentes a los priístas esos que aparte de lerdos y gañanes comenzaron a mezclarse con la rancia aristocracia para emular a las élites de otras naciones.
Los hijos de los generales y las niñas bien comenzaron la construcción de una nueva élite conformada por realidades ajenas a la ilustración. Para los bodoques del régimen lo importante era seguir manteniendo el control pero una casta priísta sí se sofisticó y nació un grupo de ellos que buscaron profundizar en lo que era la construcción civilizada del Estado y sí, impulsaron a la República que tenía sentido con su origen en las logias masónicas que desde la Revolución Francesa eran de más caché. Lo único que nos les gustó tanto es la Democracia porque los masones, los generales y el ejército son organizaciones verticales en donde la voz de la mayoría no importa sino que lo más importante es el rito, la tradición, lo cerrado. La democracia es más difícil de manejar y por ello la relegaron.
El problema evolutivo del PRI es que entre masones republicanos ilustrados surgieron los lacayos que no necesariamente leían o intentaban mejorar, para ellos importante era la obediencia, algo que conocemos como militantes de la nomenklatura y en los Estados totalitarios son necesarios para poder servir servilmente a los señores y perpetuar el poder, sin esos esclavos burócratas incondicionales fueron surgiendo los nuevos candidatos que lograban acceder al poder cada vez que lamían más las botas y huevos de sus jerarcas.
La incondicionalidad sin pensamiento crítico es el veneno puro para la idea democrática porque se privilegia la obediencia al acuerdo, por eso AMLO ama a los que él llama leales y que son simples gatos de su autoridad; para cada gato hay un perro.
Los gatos arrastrados pueden estar en la superestructura del Estado y en sus municipalidades, en los nuevos informadores de redes como Serrano, Juncal, lord Molécula y el resto de payasos del circo comunicacional.
Los gatos no acuerdan, obedecen porque para acordar hay que ser respetuosos y reconocer en el otro, sea externo, subordinado o jefe a un ciudadano con capacidades, inteligencia y crítica. Algo que evidentemente no vemos en la nomenklatura de MORENA y para ejemplo están muchos pero son tan reconocibles que no vale la pena ni nombrarlos.
AMLO adora la época despótica y de asesinos del PRI, así se impusieron, como dijo Fidel Velázquez, a balazos llegamos a balazos nos van a sacar, por ello no le importa democratizar al país, por eso privilegia las encuestas manipulables a modo, es déspota, corrupto, maquiavélico.
Si MORENA quisiera libertad, democracia, justicia o república para México no andaría haciendo talleres de adoctrinamiento marxista sino citando a los pensadores griegos, romanos, hablaría más de Voltaire que de Engels y nos mostraría el abanico de posibilidades parlamentarias pero elogian a Maduro, Castro o demás feudalistas y genocidas; se hablaría más de la historia sin tomar bando ideológico pero ¿Quién puede conocer la historia solo a través de los militantes de un régimen?
La nomenklatura, AMLO, odian la democracia, imaginen, les costó tanto apañar el poder que se preguntan ¿por qué dejarlo? Quieren instaurar otro priísmo pero como reino de los lamebotas, de los lamehuevos, de los burócratas pedorros que deberán eternamente la quincena a sus jefes estructurales -no a sus patrones porque el patrón es del dinero y ese, les guste o no, es el pueblo-.
Vale la pena aplicar mucho pensamiento crítico a estos militantes de la democracia de ocasión que solo nos dejan ver que son sátrawannabes que odian al que cuestiona y defiende a la república y ejerce el espíritu demócrata para salvar a la sociedad del autoritarismo.