Las fortalezas de Monreal. 2024, un destino distinto.

Manuel García Estrada, el hijo del rayo.

El 2024 se plantea como una elección que ganará MORENA con su alianza Verde y PT, la patética oposición no ha logrado reponerse del golpe en el 2018 y una abundante ciudadanía se hartó del prianismo y ha comenzado a rechazar al partido creado por AMLO debido a sus pésimos funcionarios que han desplegado su impresionante ineptitud y mediocridad golpeando la popularidad de un partido que para ganar se vale del robo de candidatos de PRI, PAN o PRD para que gane la marca guinda pero no para mejorar las condiciones de la gente.

La gente que se ha alejado de MORENA son millones como pudimos ver en las elecciones intermedias en Ciudad de México y en los intentos de recibir más apoyo como el juicio a ex presidentes o la revocación de mandato que acabaron exhibiendo a Andrés como un perdedor de seguidores brutal.

La última elección no es tan reconfortante para MORENA porque aunque avanzó como marca guinda no hay una verdadera propuesta para favorecer a la justicia, la libertad, la democracia, la vida republicana o los derechos humanos. Sus triunfos son como cuando un joven pasa con 7 o 6 un examen de memoria pero no aprendió nada de la clase en que lo examinan, pasó y ya. Sin sentido, sin aprendizaje, sin haberse desarrollado.

Lo que viene en 2024 será un conglomerado de alianzas particulares, estatales, regionales y de grupo, destacando que los únicos que odian el diálogo, la negociación y la conciliación son los especímenes de la llamada NOMENKLATURA o SECTA de MORENA que querrán a diestra y siniestra colocar a Sheinbaum como candidata pero todos sabemos que aunque AMLO la defiende mucho a ella no le da su capacidad para presidir al país, de hecho nos ha mostrado mucha frialdad, mucho despotismo, mucho autoritarismo basado en resentimientos, en idealismos podridos que manipulan a las masas a favor de los grupos inmobiliarios.

La NOMENKLATURA detesta lo que suene o parezca o sea democracia, no soportan el convenir, el concertar y el país llegó al hartazgo de esa comunicación polarizadora estilo Trump, y Trump, por cierto, fue largado del poder porque se hartaron de él en menos de cuatro años. En México las clases medias se han cansado de tanto chillido y tanto odio. Quieren que el país se serene para avanzar.

México ya no puede seguir por un camino de odio y polarización, es hora de conciliar, de dialogar, de mostrar la capacidad de ser personas construyendo un espacio para todos en sus diferencias, la etapa inquisitorial debe terminar y poder avanzar con liderazgos que no solo sean expertos en la ley o la legislación, sino en los acuerdos, a muchos morenos sectarios se les olvida que el más grande operador y el mejor operador de AMLO ha sido y es Ricardo Monreal que ha sacado reformas que parecían imposibles integrando a las distintas fuerzas políticas en el Senado.

Recordemos como han fallado en efectuar reformas Scherer o la presidente Olga Sánchez que ha pedido Andrés Manuel y acaba logrando efectuarlas Ricardo Monreal.

Las fortalezas de Monreal son bastantes, nomás dejaré por aquí algunas: conciliador, cree en el derecho a disentir y en la autocrítica, impulsa los derechos humanos y defiende la libertad de expresión, es un experto constitucionalista, fortalece su mejora continúa gracias a que es maestro en la UNAM, lo que le permite tener el sentir de jóvenes universitarios y mantener la actualización de manera cotidiana, ha demostrado ser eficaz negociador con nuestros socios comerciales más importantes y mantiene un racionalismo prácticamente estoico, lo que lo hace pragmático porque es resolucionador eficiente.

El 2024 podría ser un destino distinto si en lugar de radicalizar las emociones y las ideologías pudiéramos sentar en la silla presidencial a quien sabe hablar con todos y hacer acuerdos. Ese sujeto podría ser, sin duda, el senador Ricardo Monreal Ávila.

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