Monreal en su momentum

Oponerse a un déspota siempre tiene consecuencias, unas son el odio de los seguidores del totalitario y su malestar y desprecio pero también la suma de apoyantes que encuentran en el valor de disentir la posibilidad de luchar para preservar la libertad que brindan la democracia y la república. Siempre los personajes que desafían a los absolutistas ganan. Siempre.

En México llegamos a un punto de idiotez y maquiavelismo de parte de AMLO que es increíble que los ciudadanos debamos luchar por defender nuestras instituciones democráticas que llevaron al poder al propio presidente pero que perdido en su locura, ambición y vulgaridad por quedarse en la impunidad al terminar su sexenio debido a que se ha robado cuanto recurso de ha podido de parte de colaboradores y amigos, parientes y compadres que nos queda claro que él mismo dirige las operaciones de saqueo.

AMLO quiere el control del poder de la presidencia 6 años más para quedar impune, hacer un pacto como el que hizo con Peña Nieto, eso lo logrará solo con gente que tenga agarrada de los huevos o las chichis porque su manera de sembrar odio le ha colocado en la fila al borde del cadalso de esos al estilo de María Antonieta que aunque no le corten literalmente la cabeza se propiciaría el hecho de que sí sea llevado a prisión como le pasó a otros líderes de América Latina mentirosos y populistas.

Monreal está en su momentum, en donde debe romper con el que lo ha traicionado y usado de manera brutal sin brindarle mano alguna y que mantiene bajo desprecio cotidiano.

La reforma electoral, A o B, impediría a Monreal seguir construyendo una visión de país que solo echaría a andar al país si se convirtiera en presidente del país. En observancia de ello y desde la estoicidad deberá actuar y asumir consecuencias aunque debo adelantarles que como gran animal político es probable que nos sorprenda al estilo de los Tratados de Córdoba, deshará el nudo de este tiempo y esta crisis sin romper el hilo. Una acción política que genere un contexto posible para avanzar sin tanta locura hacia el 2024. Sortear este caos lo llevaría al Palacio Nacional.

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