Óptica Reflex cerró sus puertas

Manuel García Estrada

Seguramente a nadie le ha importado que una óptica en Toluca haya cerrado sus puertas, cerró no porque no pudiera funcionar comercialmente, cerró porque su propietaria, Tere Estrada, mi madre, experimentó un derrame cerebral por aneurisma en marzo pasado.

Desde 1986 la Óptica Reflex recibió a clientes que buscando ver mejor acudían a hacerse sus lentes, en aquel entonces eran muy pocas las ópticas en Toluca y la de mi madre siempre estuvo en la avenida Juárez, solo tres direcciones tuvo sobre la misma calle, en esas ocasiones su ahínco y esfuerzo siguió inmodificable, siendo optómetra de oficio fue hasta que ya cincuentona se certificó como tal pero su nivel de expertizaje en materiales para armazones y lentes era muy superior a lo que los propios oftalmólogos manejan.

Comencé a trabajar siempre queriendo ser útil para la óptica, desde los 14 años explicaba a la gente los atributos de las marcas, vendía, barría, se hacía de todo, de mi madre ahí aprendí lo importante que es hacer amistad con los vecinos, de hecho ella me enseñó a construir comunidad al rededor de un negocio. 

El impulso primero en la Reflex venía de que mi papá, oftalmólogo, enviaba clientes a la óptica pero su obstinada manera de ser egoísta y macho provocó que retirara su apoyo a mi madre, así pues ella sin ser profesionista en el ramo visual tuvo que aprender a luchar sola con el negocio a sabiendas de que el marido ya no estaba en el equipo y que además tenía que sostener la casa. Pese a ese terrible y ruin incidente ella siguió firme abriendo y cerrando todos los días, pagando a proveedores, descubriendo mejores opciones para los clientes, recordando el nombre de todos ellos y sonriendo a todos a su alrededor.

Me siento muy orgulloso de la Óptica Reflex y mi madre que cuando quedó navegando sola en medio del estallido de competencia de ópticas se mantuvo luchando, con ventas bajas, pero luchando, admiro a mi madre por superar sus miedos máximo cuando fue asaltada y amordazada mientras le apuntaban con ametralladoras dentro de su pequeño negocio cuando Peña Nieto era gobernador del estado. Pese al terror que implica ser víctima de un robo ella siguió abriendo y nos mostró que en un país de injusticia e impunidad no queda más que seguir creyendo en el país y apostando por él.

El tráfico hizo que comenzara a comer en el negocio, al principio ella manejaba menos de 15 minutos para llegar a casa y en los últimos años el traslado pasó a durar hasta una hora debido a la patética planeación del gobierno mexiquense que siempre ha sido mediocre y corrupto.

En las últimas navidades ella y sus vecinos, de otros pequeños negocios, colocaban luces entre los árboles y las tiendas a modo de hacer un cielo de luces y hacían su encendido oficial con presencia de invitados, clientes y otros vecinos y familiares. El chiste es que la gente se sintiera contenta y festejara la Navidad.

Seguramente para el gobierno local el esfuerzo de mi madre no es importante, jamás recibió apoyos financieros de alguna institución, de hecho fue al revés, ella ayudaba al Centro de Rehabilitación de Toxicómanos del Estado de México y me queda claro que como ella hay millones de mexicanos que peleamos por nuestra economía en un país que a veces pareciera que odia a los honestos y premia a los ladrones.

Hoy la Óptica Reflex cumple un mes cerrada, aconteció así porque el destino la alcanzó, su principal pilar se venció, yo quería que mi madre se diera al menos el disgusto de cerrarla personalmente pero otros personajes determinaron desde su egoísmo evadir tan lamentable sentimiento que es cerrar un negocio pero al que todos tenemos derecho porque cerramos ciclos.

Mi madre no sabe que la Reflex dejó de existir, no sabe que sus muebles están a 20 metros de ella en el garage de la casa abandonados a la intemperie cubiertos apenas con plásticos. 

Mi madre seguramente no leerá estas letras que esconden más de lo que dicen pero que considero que debo no decir ni todo lo que es ni todo lo que siento. 

Desde acá mi respeto y admiración a la Reflex y a mi madre, gracias a ambas mi universidad se pagó. Nada barata por cierto. 

Espero que un día, cuando no se piense más que en justicia se pueda convocar a mi madre a que hagamos un acto simbólico de cierre, para que llore, para que liquide el ciclo de tantos años.

La Óptica Reflex tuvo como último domicilio la esquina de avenida Juárez y Francisco Murguía, en contra esquina de lo que algún día fue el Cinema 70.

Noviembre 2015.

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