Peleles Inc.
Manuel García Estrada
Celebrar al conocimiento es asunto de la civilización, gracias a las ideas, a las investigaciones, a las dudas, podemos avanzar en este mundo, gracias a todos los libros, científicos, pensadores y creadores tenemos la posibilidad de leer lo que en este momento tienes frente a ti. La imprenta, la computadora, el papel, el manejo de la electricidad son inventos de mentes brillantes que no se conformaron con temer a dioses ni vírgenes ni ángeles.
El que aún teme a dios y demás amistades imaginarias que le aterran, atemorizan y amenazan se mantiene en lo oscuro, como pasó con hegemonía y asco durante la Edad Media en la que el que pensara fuera de lo que le decían los sacerdotes era acusado de hechicero, hereje o poseído. Ese tipo de persona es incapaz de evolucionar en su existencia ya que requiere de muletas mágicas que le solucionen sus problemas en lugar de pelear por sus derechos o resolver situaciones adversas pensando y asumiendo las consecuencias de sus actos.
El conocimiento se celebra, se festeja, entre la gente que busca justicia, paz, libertad, democracia, porque sería estúpido estar esperanzados a que todo lo que nos hace personas dependa de “alguien” que está en el cielo… que aún no sabemos en cuál cielo: si el azul con nubes, el negro de nubarrones anunciando tormenta y con relámpagos o el que se ve fuera de la atmósfera y está lleno de estrellas.
La mente corta y mediocre que se agacha ante ideas no comprobadas está sujeta a la manipulación fácil, sencilla, simple. Son de los mejores consumidores, creen todo. Los mejores votantes reiteradamente creen en mentiras pese a que ven el actuar de los políticos en contra del pueblo y los vuelven a elegir, son también los mejores títeres de quienes se creen los dueños de países o el mundo.
Una mente vacía y dogmatizada obedece, calla, se robotiza, por eso es peligroso tener sujetos que no piensen en el poder y que se le hinquen a “autoridades” de religiones como lo hizo Fox besándole el anillo a Juan Pablo II y ya vimos cómo fue ese patético gobierno gris y traidor a la democracia pero que se vanagloriaba de cristiano.
Quizás haya quien salga a la defensa de la fe pero me parece que defender religiones que protegen pederastas, que juzgan y señalan a mujeres por divorciadas, madres solteras o que exigen sus derechos, que repudian a los homosexuales, a las lesbianas, bisexuales o trans y se callan ante los asesinatos que vive este sector social; que segregan a los indígenas y que los usan como símbolo de miseria para que se les tenga lástima es completamente vergonzoso y reprobable. Es absurdo defender a los que usan ideas para manipular sexualidad, política y economía para beneficiar a sus arcas, es como ser judío en 1939 y aplaudir al capataz del campo de concentración que te conduce al matadero.
Para las mentes más maduras la distinción de fe, institución y religión es simple y válida; para algunos que deciden abandonar las dos últimas para quedarse con el amigo imaginario queda aún un camino por recorrer hacia la libertad pero para las mentes maduras de verdad que ya saben que detrás de la “fe” lo que hay son grandes negocios que dejan las “apariciones” de vírgenes, santos, ángeles y hasta demonios el mundo no es nada parecido a lo que creían en donde todo por magia podría resolverse.
El antídoto a la manipulación y el pelelismo es la lectura, la conciencia, el cuestionamiento, la duda, para ello hay que tener convicción genuina de que en cada día el cerebro se encuentra ante un nuevo estadio que nos libera cuando es trascendido permitiéndonos sonreír sin miedo alguno.