Reconciliación para reconstruir al país.

Pensábamos que el llamado neoliberalismo estaba destruyendo a las instituciones, en realidad es así hoy con AMLO, antes siempre se actuaba en el marco de la República atropellando a la democracia a veces y por ello le dimos más valor a esta última, la realidad es que apostamos por una radicalización de la democratización creyendo que la opción era el que aparentaba ser paladín de la representación popular pero mintió, traicionó y opera contra todos.

AMLO es el más gran corrupto de la República, desde el inicio de su sexenio ha venido desmantelando la división de poderes, los soborna, amenaza y busca someter a toda costa en su afán de volver a imponer un partido de Estado que en su psique es lo que le conviene al país para estar sometido, croqueteado y acariciado por organismos internacionales, la banca y las trasnacionales. López Obrador es el más grande neoliberal que en su etapa populista desmadra lo que toca para desplazar los valores republicanos para hacer del Estado un monolito que no tenga mucha estructura, que la que quede sea inepta, obediente, inoperante, burocrática… como lo era antes de las reformas de los 80.

Antes, cuando TELMEX era una empresa del gobierno el maltrato y corrupción eran como lo vemos hoy en la CFE o en cualquier oficina federal, mandaban los sindicatos, te maltrataban los empleados, te boicoteaban. No solo eso, los funcionarios público extorsionaban y amenazaban con clausurar negocios si no accedías a lo que ellos querían, eran como los del crimen organizado actual pero en el gobierno. AMLO ama esas estructuras porque a él no le importa la gente ni la prosperidad sino ser pastor de rebaño para quedar bien con los compradores de ovejas.

Debemos impedir que esas décadas de priisimo se conviertan en un transitar de México en el siglo XX, nuestro retraso no sería tercermundista sino irreversible para poder salir del desastre económico en el cual nos mete Obrador como buen heredero de López Portillo y Echeverría.

A finales de los 70 el PRI debió acceder a los derechos políticos y democráticos porque el mundo lo exigía, lo hizo de dientes para afuera pero la pluralidad del país comenzó a emerger y empoderarse, se alcanzaron triunfos y se debatía de libertad y democracia, el fraude el 88 que le aplicaron los neoliberales del PRI al populista priista de Cárdenas rompió no solo a ese partido sino a la superestructura política que generó la posibilidad que otros partidos comenzaran a gobernar al país. Todos, en diferencia, aprendieron a convivir y a acordar. Su gloria fue cuando en Veracruz la región de las Grandes Montañas se hizo un mosaico de partidos: PRD, PAN, PRI, gobernaban una zona completa y en 1997 el Congreso de la Unión por primera vez se hizo plural. Gracias a eso nacieron instituciones fuertes para la democratización de la república.

Pese a lo nefasto de Fox, Calderón y Peña Nieto el país crecía, mejoraba lentamente en su economía pero la violación sistemática de derechos humanos y una clase media que quería subir más en su capacidad económica viendo la corrupción del gobierno apostó por una unidad nacional ante un proyecto que pudiera darle a todos oportunidades pero… No pasó. AMLO engañó.

Todos nos dijimos de todo, las redes ensuciaron las palabras y el precio de los mexicanos se cantó entre unos y otros, algo que aprovechó el astuto López Obrador y decidió sembrar odio para dividirnos y no soportarnos, cuando el hartazgo de sus palabras polarizadoras comenzaron a unir a los denostados la gran manipulación se develó y encontramos en nuestras diferencias la posibilidad de detener a un viejo tlatoani priista que nos quiere mantener en la miseria y en la desesperanza.

En medio de este caos nos volvimos a encontrar en nuestras diversidades y diferencias con un enorme punto fuerte de coincidencia: o nos unimos para detener el asomo de dictadura o nos va a cargar la chingada.

Reconciliar es difícil e implica que aceptemos todo lo que ocurrió, nos dijimos, fustigamos y atacamos pero que por encima de todo eso está México, la nación, que es nuestra casa, nuestro cobijo, nuestra patria, y debemos hacerla otra vez el espacio de prosperidad y alegría para todos.

Ir al futuro es reconocernos distintos e iguales, eso es lo que brinda la República, hombres y mujeres distintos para que haya democracia acordando las leyes para acatarlas. Reconciliar es dejar de soñar en sueños guajiros comenzar a ser ciudadanos para tumbar al que quiere que no pendemos, que no tengamos crítica, al que quiere que seamos mediocres.

Reconciliación es reencontrarnos, todos, bajo un país que no merece totalitarismo ni autoritarismo, nos ha costado mucho ser libres como para volver a caer en la desgracia del sometimiento al tlatoani.

La reconciliación de México debe ser ahora para que construyamos un frente amplio hacia el 2024 y nuestra bandera sea justamente la de reconciliarnos para avanzar habiendo trascendido el pasado.

En cada uno de nosotros está la posibilidad de rescatar al país de los neuróticos y cínicos sociópatas obradoristas, tú sabes que es posible retomar el camino de la estabilidad y la paz, lo hemos hecho en el 2000, lo hicimos en 2018, y aunque nos equivocamos, es de sabios y gente decente reconocer errores y seguir intentando enmendar errores por verdadero amor a México.

Sabemos que PRI, PAN, PRD, MC y MORENA tienen gente podrida entre sus militantes, pero si el cascajo y el desperdició se juntó en morena después del 2018… vale la pena ponernos chingones e impedir que ratas zarrapastrosas sean candidateados, mandémoslos a lo que es morena y la gente decente de los partidos habrá que aplicarse para conciliar a los que queremos detener un nuevo gobierno con partido de Estado.

La democracia es saber aprender a vivir en la diferencia SIN ODIO, la república es defender instituciones e impulsar la educación para que el totalitario no gobierne NUNCA.

Insisto, la reconciliación de México debe empezar ahora en nuestras mentes. Arréglate el pelo, sacude el delantal, bolea los zapatos, arremanga la camisa, ajusta la corbata, es hora de pelear por la libertad. Así como somos, altos, chaparros, flacos, gordos, morenos, blancos, creyentes, ateos, heterosexuales o no, todos somos uno.

Despierta.

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