Sueño eterno.

Llueve sobre la cima de mi montaña predilecta

los ríos cubren los cerros llenos de selvática decoración

los vientos recorren la posterioridad de las ideas

borbotones de alegría que da vida

humedad que trepa a todos mis sentidos

fugacidad de la tormenta

que aunque a veces se anuncia en demasía

siempre acaba siendo efímera


Comienza la voracidad del calor

galopeo constante, permanente

dispuesta están la montañas

las rocas

el viento

el sueño

por todo el recorrido del agua

corro

salpico

las cuevas se inundan

hermosa bravura


Ciclo eterno es mi deseo

amaneceres

despertares

eterno.

Manuel García Estrada, el hijo del rayo.

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