Un país renovado debe renunciar a su historia manipulada.

Está claro, el PRI durante décadas se la pasó manipulando la historia para favorecer su estadía en el poder que se basó en la cultura.

La cultura impuesta por décadas fue una que sigue vigente: los pobres son los héroes resignados a ser los olvidados pero que animan a la revolución de 1910 a seguir vigente. Ellos, los zarrapastrosos, son los que mantienen a la bondad en las colonias, calles y pueblos del país, los que además en la realidad son fáciles de comprar porque al no tener nada más que ganas de comer y de preferencia sin esfuerzo son los que venden sus votos para que se mantenga el papá gobierno y ese mismo poder le quite a los grandes empresarios, en realidad a las pymes, sus riquezas y se repartan entre la población «segregada», «discriminada», «oprimida», por esa clase alta que «los odia». La realidad es que el sistema lo ha propiciado este gobierno basura que se entronizó después de don Porfirio.

Culturalmente vendieron ideas chafas pero incondicionales a lo que los revolucionarios querían: propaganda por todos lados. Así infestaron el cine o entronizaron a Diego Rivera y Frida porque hacían de sus vidas la orgía del marxismo, algo que el PRI y en especial el cardenismo, quisieron imponer logrando hazañas que hoy padecemos.

Para que México de verdad surja con fuerza debe mandar a chingar a su madre toda la bazofia que creemos como chingona, hay que analizar, revisar, re pensar, re leer, debemos renunciar a esa historia manipulada y pedorra en donde nos lograron hacer monos condicionados a aplaudir a los que no producen riqueza porque ellos son «probes pero honrados», la realidad es que las ratas son ricos o pobres pero la apología del jodido ha jodido al país.

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