AROMA DE ROMA
Mis nervios se adhieren al hierro de tu florete.
Ardiendo por dentro mis entrañas
a cada centímetro desgarrado
al ponto de la sangre mía enervada.
A golpe de látigos,
uno a uno mis nervios van desprendiéndose;
sustituyendo a mi oxígeno por helio y
comienzo a ignitar en una hecatombe sin fuego
hasta que se desvanece mi necesidad de juego.
Látigo a látigo,
escribimos poesía de amor chipriota.
En clave morse,
inmortalizamos nuestros encuentros furtivos
con epopeyas de furia y algarabías.
Terminando de signar
con tinta escarlata tuya
en cada hoja y recoveco del cuerpo mío;
das fe del poema en
que mi cuerpo transformaste.
Un poema dadaísta que cierra triunfal
al compás de tu gentil levante.
Lloras y ríes,
gimes y musitas.
Ávido el halito y la educación
recuperar tu intentas.
Mea culpa porque moribundo tu me ves,
nuestra cuasi boda vuelta en cuasi funeral.
Mis ojos tu me cierras,
mientras el aliento yo recupero;
mi gélido cuerpo tu calor recibe,
mientras en el lecho nuestro
vuelve a comenzar, una nueva vida.
Marlón León