La fiesta

A mi amiga Patricia Figueroa.


Han sido convocados todas las rieleras y adelitas, las jarochas y las mujeres regias, las amazonas y las musas, las rebeldes y las que levantan el puño exigiendo libertad, las que aman a las ciencias y a los niños, las que saben que la manzana prohibida por el dios del machismo es también llamada LIBRO.

El conocimiento desde siempre ha sido el fruto prohibido y la mujer tiene por obligación etérea y por convicción humana brindarle a todos los que pueda la maravillosa fruta que libera a los pueblos y los confronta con autoridades que se creen dueñas del alma y de los cuerpos.

A la fiesta de las ideas impresas todos son llamados, pero con particular énfasis las mujeres, por toda esa condena estúpida que cargan por abrirle los ojos a millones de adanes desde el principio.

Era absurdo tener a un logos, a un verbo hecho carne, que no quisiera conjugar verbos en pasado para construir identidades presentes que transformen el futuro que es además horizonte oscuro y luminoso.

La luz viene de la verdad y la verdad viene del conocimiento, de ese que al entrar al cerebro se convierte en consciencia y erige casas, fábricas, comunidades libres y derroca reinos guillotinando a los que con la oscuridad persiguen a brujos, científicos, mujeres pensantes, hombres que aman hombres o a judíos, gitanos o musulmanes kosovares.

La luz vive en la fiesta de las hadas que viven en las hojas de los libros, vive en los párpados de los niños que sueñan con Narnia, el Anáhuac y planetas lejanos llenos de civilizaciones, la fiesta se hace en universidades genuinas y en altares destruidos y en algunas ocasiones en algunas casas de libros que los paganos llamamos librerías.

A la convocatoria de la que se habla en este texto le conozco convocante. Es hija clara de Eva, musa preciosa de artistas y apreciada sobrina de la república veneciana, hija mayor de los castillos misteriosos de las almas y poderosa compañera del más grande de los viajes de la especie.

Convoca a fiesta de los tercos que están convencidos de que liberando almas se consiguen libertades, a fiesta para hadas, sueños, jefes de tribu, sensibles hombres de música y a quienes siempre veremos del lado de los más para evitar que se les haga menos.

Fiesta hay hoy para Orizaba con alma cordobesa y fiesta hay hoy para todos los hijos de los dioses que seguimos día a día a la musa soprano de las montañas más grandes que clama letras para los ojos y exige alma para todos. Regocijémonos.

Manuel García Estrada, 2010

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