Asesinando a Peter Pan.

El eterno adolescente es uno de los temas que más hablamos desde la semiología de la vida cotidiana, ese modo de vivir donde la gente no madura y no desea hacerlo. Prefieren seguir culpando a los demás de sus patéticas existencias y siendo cuarentones o cincuentones se atreven a decir idioteces como: a estas alturas no sé qué quiero pero al menos ya sé lo que no quiero. Neta hay que ser muy imbéciles y huevones para no pensar y no querer asumir la responsabilidad de nuestras vidas.

Es evidente que los eternos adolescentes se victimizan, sufren. se hacen los niños y peor aún, usan palabras infantiles para comunicarse con otras personas creyendo que eso los hace tiernos o apetecibles sexualmente o amorosamente para adultos hechos y derechos, la realidad es que solo atraen a otros despedorrados psicológicos que carecen de madurez y carácter.

En la actualidad la intergeneracionalidad ayuda a reforzar a los imbéciles que no desean ser adultos para ir a terapia cada semana y culpar a sus padres o madres de sus problemas, son débiles frente a la vida y merecen ser esclavizados, lo peor es que no se dan cuenta que los grupos de poder SÍ SE DAN CUENTA DE SUS DESEOS de permanecer infantiloides y evidentemente los usan como borreguitos dóciles.

Los eternos adolescentes sufren por sus incapacidades emocionales, que no desean subsanar, y con ello tienen batería para hablar y hablar y sacar de quicio a los demás. Son los típicos a los que llamas por teléfono para saludarlos y quieren que escuches todas sus penurias, sus idioteces, sufren aún por el amor a los cuarenta años. No asumen nada de la realidad y creen que sus fracasos en relaciones amorosas, amistosas o sexuales se debe a que los demás no los entienden cuando ellos han sido baquetones para crear su identidad y entender que el amor se construye, que el sexo no tiene límites de placer entre similares -para que quede claro que los semiólogos no estamos de acuerdo con relaciones pedófilas o cosas que pasan de la salud mental a la enfermedad tipo Dahmer-.

Los militantes del club de Peter Pan creen que ser infantiles y jovencitos los debe mantener idiotas y la realidad es que se acaban coinvirtiendo en ello. Son los típicos católicos que se le someten al cura y lo ven como padrecito y le festejan que diga chistes o groserías riéndose como niños mientras balbucean el «ay padrecito».

Estos infelices, sufren todo el tiempo, son excelentes para manipularles con apps, son la presa fácil de los Barney Stinson* del mundo del sexo, el amor, los negocios, el utilitarismo.

Así pues el que quiera madurar y ser adulto, convertirse en sus propios padres, será una persona libre y plena, el que no desee hacerlo pues que apechugue sus tonterías y que por favor deje de quejarse.

Neta, hay que asesinar a Peter Pan.

*Barney Stinson, personaje de la serie «Cómo conocí a tu madre». Star +. En la serie Barney es especialista en detectar mujeres con complejo de Edipo que puede someter fácilmente hablándoles como sus padres y llevándoselas a la cama sabiendo qué decir y cómo para desecharlas a la mañana siguiente.

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