Basta de Homofobia
Este artículo es de 2011, desde entonces lo que más ha generado homofobia ha sido la cultura woke, el discurso de meterse en la vida de los niños para fomentar la vida trans ha provocado un desastre que ha empeorado todo; las infancias no pueden ser trans, algunos niños y niñas mostrarán su inclinación a ser trans pero millones de niños no están ocupados por el sexo hasta que se convierten en púberes, si ellos desean experimentar con sus iguales, pero imponer a los infantes cosas que no van con su edad es absurdo y solo se ha desatado odio contra la comunidad LGBTI que está ahora bajo ataque como reacción a la idiotez perversa de organizaciones y universidades que con tal de tener presupuestos hacen papers estúpidos.
La homofobia que mata, la que es producto de la ignorancia como toda la violencia que vivimos, la homofobia que castiga y fustiga, que oprime y reprime, la que condena y humilla, la homofobia de gobernantes y las religiones, la homofobia que se padece en los campos y ciudades, la que se sufre en aulas y hogares, de esa homofobia que existe aún estamos hartos.
La primera institución que nos impacta, nos impregna o nos permea es la religión y en ella hay preceptos absurdos y estúpidos basados en ideas de hace cientos o miles de años, cuando la humanidad era inmadura e ignorante y en lo que se piensa en esas instituciones están los destinos de millones de seres humanos en la Tierra.
Las ideas y valores religiosos son viejos y retrógrados, reduccionistas, supersticiosos y llenos de obsesión por el control y el poder. La época de las religiones ha llegado a su fin a menos que se modernicen y evolucionen, si permanecen en la imposición fascista de falacias y manipuladoras maneras de atemorizar a los hombres están condenadas no sólo a desaparecer sino a ser barridas por las inteligencias que han decidido no callar.
Por cientos de años los humanos pensantes y creadores han sido perseguidos y llevados a la hoguera, al ostracismo o a la horca y por eso muchos se refugiaron en sectas clandestinas o el silencio para poder sobrevivir y construir nuevas realidades. Hoy eso se acabó. Alzar la voz ha sido la bandera desde hace décadas en que los que estamos contra el pensamiento único y credulidad absoluta potenciamos nuestro ser.
Hace unos días recibía yo un mensaje por internet de un lector de mi blogg que alegaba que estaba de acuerdo que yo fuera ateo pero que de ninguna manera aprobaba que dé a conocer ello porque eso genera dudas en los que me leen. Osea que él cree que la libertad de expresión y pensamiento hacen daño, me parece que más daño hace la ignorancia y la cerrazón de la mente.
¿Quiénes son los más ignorantes? Los que más miedo padecen, los que no leen libros, los que ven novelas, los que son esclavos de las emociones, los que se aterran de que su mundo de mentiras y confort pueda variar, cambiar, transformarse en un mundo de verdad porque ello les haría asumir las responsabilidades de su vida. Es más fácil culpar a dios, las vírgenes, los ángeles, a los demás de su patética y miserable existencia mediocre incapaz de querer ser mejores personas.
Las mentes inteligentes han convivido desde siempre entre sexualidades distintas, religiones diversas, culturas ajenas, porque logran conectarse cerebralmente, porque los que leen gustan de debatir sin importar el género o la orientación sexual, porque han entendido que todos somos la misma esencia y que en esta experiencia de vida debemos tratar de entendernos y entender a los demás, que debemos de intentar aprender del resto para hacer más rica nuestra experiencia que es única e irrepetible pero además han comprendido que el que lee, el que sabe, es libre y ello les libera de amos de cualquier tipo.
Las religiones, las instituciones financieras o gubernamentales que hemos conocido hasta ahora han buscado el control de las personas con el afán de que unos cuantos se erijan como amos de todo y se atreven a vender bosques para levantar edificios y casas que venden especulando matando ecosistemas con ello, esclavizando humanos, por eso hoy decimos no a la homofobia y sí a la inteligencia porque al dejar los miedos volaremos hasta donde queramos como seres humanos sin categorías.