Combatir al PRI
El PRI sembró muchos de sus ideales y condicionó a millones de mexicanos para que fueran un ejército de votantes ignorantes incapaces de levantar la cabeza y criticar porque las lecciones habían sido recias a través de las represiones a médicos, ferrocarrileros o estudiantes clasemedieros del 68.
El PRI bien asociado al clero católico que al principio persiguieron con sus fundadores revolucionarios asesinando a curas o violando monjas, después cerrando los templos, lograron hacer una buena integración que forjó la identidad del mexicano: guadalupano, priísta y obediente. La burocracia logró ser el mejor ejemplo de una sociedad obediente y dócil, sometida.
La industria del cine hizo lo suyo al recibir financiamiento del gobierno, lo mismo pasó con el hampartismo fundacional de Diego Rivera, el show se completó con partidos políticos “opositores” pero todos repartiéndose al país; los panistas fueron la posibilidad de guardar buenas apariencias democráticas en un país de caciques.
El PRI creo una súper estructura de sociedad de élites de hijos de revolucionarios y políticos que se enriquecieron desde el poder y empezaron a llenar con sus caras las revistas “bien” y las secciones de sociales. Lograron además que el pueblo viera en ello el éxito, surgió la motivación de ser gobernante para ser rico, ser alcalde para poder gritar el “ya chingué” como si se sacaran la lotería.
Ese modelo de subir socialmente a través del poder es una aspiración construida en la PRIctadura durante décadas. Los políticos corruptos mandaban presupuesto a donde querían y su aplicación los hizo crear Señorazgos de Favores en donde la gente necesitaba tener el favor del funcionario para desarrollar su pueblo, obtener justicia, un empleo o un proyecto para asfaltar una calle. Crearon una extraña mezcla de feudalismo comunistoide, de hecho el gobierno de Corea del Norte sería como su máximo logro nacional. Todos deberían necesitar el favor del amo en el poder y avanzar según su sometimiento y lamehuevismo, como la nomenclatura sóviet.
El PRI habiendo sembrado del Señorazgo de los Favores hacia el interior de su partido y hacia afuera no pudo darle a toda su familia revolucionaria huesos porque seguí metiendo a sus filas a aspiracionistas sociales que querían también una rebanada del pastel, entonces algunos comenzaron a exigir democracia al interior del partido, es decir, que hubiera puestos para todos para que pudieran robar a gusto. No había un fin de democratizar al país y brindar justicia porque de haber sido ese el motor su incidencia en la república sería más evidente, en realidad han buscado ser los propietarios del Señorazgo y que así los amen en sus pueblos o rancherías. “Que se las deban”.
La corrupción se mezcló muy bien con los empresarios porque si para tener un camino a la fábrica había que ganarse el favor del Señor pues se lograba no solo lamiéndole las bolas a través de adulación y regalos sino compartiendo las ganancias del presupuesto a través de un comisionismo, es decir, convirtieron al gobierno en bolsa de empleos y aseguradora de futuros donde el vendedor es el que asigna el presupuesto pero yendo más allá, no solo se pagaba la comisión sino que se debía el favor del enriquecimiento amañado.
El PRI no ha muerto, sigue buscando ser partido único de Estado, ha mutado, se ha enmascarado, intentó cogobernar con el PAN pero salieron más codiciosos que ambiciosos y ello supeditó la inteligencia al rescate de empresas en manos de malos administradores y juniors que gustan de gastar pero no de producir.
Hoy cuando leemos y escuchamos que quieren “carros completos” electorales, ganar de manera mayoritaria y arbitraria los congresos para colocar a sus amigos y parientes en el cumplimiento del sueño aspiracional de ser ricos en un país que no se ha desarrollado y donde la industria principal es el saqueo de las arcas públicas con toda la visión empresarial corrupta debemos darnos cuenta de que no sirve de nada cambiar siglas o colores de partidos, el PRI sigue aquí, está bien metido en la mentalidad y ha sido el modelo de millones de personas que usando logotipos y marcas distintos quieren hacer exactamente lo que el PRI hizo.
Cuando leemos o escuchamos a los intelectuales y periodistas del viejo PRI lo que de verdad tenemos es una serie de discursos caninos, de perros viejos, que no quieren que se acaricie a los nuevos cachorros, lo quieren todo para ellos, insisto, es la diferencia entre codiciar y ambicionar, dejando claro que el que ambiciona es capaz de compartir e incluso brindar justicia para empoderarse, es como un tufo de Alejandro que conquistaba sin humillar, gobernaba con libertades y autonomías pero construía un gran imperio.
Los nuevos intelectuales y periodistas del nuevo PRI defienden su hueso, quieren que les toque lanita para ser parte de la élite que aparezca en revistas y reciba condecoraciones, aunque son peores, porque estos neo priístas tienen consciencia del pasado y buscan repetirlo y hacerlo más poderoso. Quieren todos los cargos públicos para un solo partido porque dicen que así cambiarán al país… es decir, lo mismo que hizo el PNR.
Al nuevo PRI le estorba lo que el viejo PRI tuvo que aceptar, los plurinominales, la policía civil, los organismos autónomas, es evidente que se corrompió todo, pues el priísmo eso hace, el tema es que ahora el nuevo PRI se puso más vivo al saber manejar mejor las redes sociales y los medios de comunicación tradicionales, ahora sabe mejor su arte tradicional de vieja escuela política: el arte del engaño.
Los que hace apenas unos años se decían demócratas prefieren prescindir del estado de derecho con tal de tener raja económica del poder, por eso hace apenas tres años agitaban a la gente por liberar al país cuando en realidad lo que ahora podemos ver es que lo único que querían es llenarse los bolsillos de dinero.
Combatir al PRI no es combatir a un partido sino a una cultura que pudre a la nación y que como gran lección de maestro dueño de la Dictadura Perfecta ahora se presenta con una máscara más sofisticada pero más autoritaria y más clasista que nunca porque no soporta que se piense diferente, de hecho, si pudieran, asesinarían al crítico, basta ver los linchamientos digitales por el que se atreve a practicar el derecho a disentir. Basta ver el desprecio a la clase sociales media que es la madre de las revoluciones pacíficas desde 1968, no quieren otro movimiento social clasemediero porque su costó fue la debilitación del Estado autoritario. No quieren volver a caminar ese camino.
Hoy la propaganda que fue nacionalista en el siglo XX ya no tiene sentido, ahora todo se reduce a mantener el poder y hacerle creer a la gente que solo un partido de Estado los sacará adelante. Otra vez.
Manuel García Estrada, el hijo del rayo.