El café y el teatro, un amor no contado.

Manuel García Estrada*

El café siempre ha sido brebaje de los que se dedican al arte, la ciencia y la cultura y aunque pareciera que es algo normal hay distintas lecturas sobre este acontecimiento festivo de ideas y cafeína mezcladas.

La cafeína nos mantiene lúcidos y nos estimula la creatividad y los públicos de las artes varían en su capacidad de consumo del aromático.

El café está asociado al impulso de pintores, fotógrafos, escritores; en las cafeterías se reúnen arquitectos, políticos, periodistas, pensadores y gente que quiere conversar, leer o dibujar pero esos clientes de las cafeterías son más o menos reactivos según el área a la que se dediquen.

Después de 30 años de trabajar con café, creadores y sus públicos he documentado algunos datos interesantes sobre los públicos de arte y cultura que se comportan de manera distinta con estos resultados:

  • de teatro: son clientes del café de manera activa y entusiasta.
  • de artes plásticas: son más ocasionales.
  • los de músicos con especialidad en jazz, son jarocho, alternativa y clásica son el nicho particular.
  • cinéfilos: gustan del café pero son menos reactivos, es decir, por ejemplo, los que van al cine no se reúnen en cafeterías para ir a ver una película, ellos hacen su reunión en las tiendas de las salas cinematográficas y su consumo se enfoca a alimentos y bebidas dulces.
  • literatura: los autores mezclan más sus presentaciones y conversatorios con bebidas alcohólicas.
  • de música electrónica: desde hace 15 años los coffee raves comenzaron a prosperar en las cafeterías de barrio de manera lenta y paulatina y algunas competencias de barismo usan este subgénero musical para mostrar auditivamente el efectivo de la cafeína.

En este articulo me quiero enfocar más al más leal y noble de las artes que incentiva el consumo de café: el teatro.

Con 4 teatros circundantes a mi cafetería, Rococó, en la colonia Condesa, durante 10 años (2010-2020) recibía a los asistentes al teatro al menos entre hora y media y 60 minutos antes de las funciones. Los foros escénicos eran: el trolebús de microteatro de parque España, el Círculo Teatral de mi querido Víctor Carpinteiro, el Foro Shakespeare de los super admirados Itari Martha y Odiseo Bichir, Un Teatro que se especializaba también en danza, del otro lado del parque. Vecinos más distantes pero que también generaban impacto de consumo en el café el Teatro Milán de la Juárez, Foro Lenin, Centro Cultural Telmex, la Teatrería en la Roma.

Este ambiente de actores, productores, directores, performanceros audaces y sus públicos generaban una atmósfera vibrante y agradable para los clientes de Rococó, esos años fueron recorridos entre miles de sueños hechos realidad en los escenarios. Tanto vimos el efecto de este arte en los consumidores del grano que patrocinamos una puesta en escena en el teatro del IMSS detrás de Bellas Artes, «Josefa, el musical», las producciones del trolebús del parque España y fuimos foro de historias de micro teatro operístico directamente en nuestras instalaciones.

Hoy, con la experiencia y documentación de todo esto, me queda claro que las cafeterías y las marcas de café deben asociarse con las producciones de teatro, la colaboración con compañías y talentos emergentes son indispensables para el crecimiento del mercado de calidad. Dedicarte al café y ser sponsor de este arte es una gran estrategia comercial máxime si se acompaña de apoyo a las producciones con presentaciones cortas promocionales a modo de flashmob y que coloques venta o degustación de tu café en el lobby de los teatros y auditorios. De igual modo sugiero a los que se dedican a la actuación, producción, dirección, libretistas y demás miembros de las compañías que se hagan asiduos consumidores de café para que tejan redes sociales tangibles y digitales para incitar a la mezcla de estos dos puntos culturales estratégicos que se reflejan siempre en ganancias para todos.

De hecho este efecto del teatro tan positivo para el consumo de café lo llevé al Coffee Fest México en el zócalo de la CdMx en 2019 a través de la creación de una obra musical del subgénero cabaret; la dramaturgia, dirección y actuación la realizó el genial Pedro Kóminik y fue una batalla entre las marcas comerciales trasnacionales del aromático y los pequeños productores de café de México que pusieron en aprietos al barista. Por cierto, le fue muy bien a este trabajo escénico.

*Manuel García Estrada es director de la Academia de Artes y Ciencias del Café, del Rococó Banco Cultural del Café, del Coffee Fest México, del movimiento «El Café puede salvar a México» y creador del día mundial del barista.

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