El miedo a ser una República

La República es un Estado estable que se dirige a los hombres libres. Aristóteles.

Hace unos días un argentino en Tik Tok decía que la República es lo más socialista que existe porque «RE pública» para él significa que es mucho muy pública pero hay que precisarle, el término viene de «res pública», res que significa cosa o cosas y pública que significa que se hace a la vista de todos.

La república es de los tiempos de la gran Roma y aunque no necesita a la democracia para existir, puede haber una república monárquica, es lo más recomendado para la el Estado moderno. Para existir requiere de una representación del pueblo en una asamblea o congreso porque la república viene de las leyes que nacen de la voluntad popular en su soberanía: dicha asamblea o congreso.

Cuando hay una representación de todos y una voluntad para acordar ocupar un territorio en paz compartiendo tradiciones, cultura y buscando el estado de derecho tendríamos funcionando a la nación. Esta puede extenderse más allá del país o delimitación geopolítica debido a que es, por decirlo, el alma del ser nacional lo que es libre de ejercerse en donde sea siempre respondiendo al corazón cultural. Encarnar una nación es encarnar un mito que hace que un grupo se sienta reconocido hacia dentro y fuera del mismo.

En México es mucho más fuerte el llamado de y a la nación que el que haga algún grupo o clase social, es decir, los mexicanos contemporáneos pueden largar partidos políticos, demagogos o clérigos anteponiendo la salud y el espíritu de la nación.

Una república requiere que haya división de poderes porque es enemiga del poder de un solo hombre, por ello es anti totalitaria y anti autoritaria y porque evidentemente su poder emana de la asamblea, es decir, del acuerdo entre los miembros de dicha junta que aunque sean distintos se permiten ceder entre ellos para impulsar algún pacto que de gobernabilidad y paz a la sociedad.

El gobierno actual de Andrés Manuel López Obrador es enemigo de la república y eso significa que no está de acuerdo con la pluralidad, la diversidad, la asamblea, el senado, el congreso, la libre expresión, la educación laica, la unidad nacional y los puentes entre clases sociales y sectores socioeconómicos buscando la hegemonía de su partido como ya lo vivió el país durante el siglo XX con el PRI.

AMLO ataca a la sociedad con mensajes de odio y polarización para que se ocupen sus seguidores de ofender tanto a los demás que se desanime a la población a acercarse a la política generando una des-ciudadanización que le permita destruir los pactos colectivos emanados del Congreso, en especial del Senado.

El civismo, que es algo que se viene desmantelando desde el sexenio de Fox, sigue siendo omitido, destruido y atacado por López Obrador para que no haya ciudadanos sino sirvientes. Su llamado a no hacer caso a los jueces y su afán de pasar por encima del Senado es grave, de hecho con eso observamos que su lucha más frontal e imperativa es contra la República y sus hijos, los ciudadanos.

Ser ciudadano significa tener consciencia social, de clase, de fuerza política, del pago de impuestos con exigencia de transparencia en su uso, significa dialogar, debatir y por supuesto acordar, conciliar, pactar.

AMLO manipula a sus seguidores, les hace creer que llenar calles mentando la madre al PRI o al PAN los hace estar despiertos, en realidad están más dormidos como ciudadanos que nunca porque obedecen a un caudillo y al carecer de preparación, de civismo, de inteligencia se han convertido en meras sirvientas por voluntad propia esperando un paraíso de holgazanería, sin estrés competitivo y lleno de símbolos de la cultura dle menor esfuerzo, es decir, el imperio de la mediocridad.

La autoridad que usa AMLO es artificial, se basa en la propaganda y en las mentiras que siembra en mentes, repite miles de veces y genera un contagio de sicosis y neurosis estridentes para poder mandar, no gobernar.

Gobernar es algo mucho más elevado que ser bravucón, sembrar racismo, segregacionismo, odio o acarrear sirvientes a que le aplaudan. De hecho en su psique cardenista se considera un nuevo prócer del país mostrando una deficiencia y discapacidad mentales.

AMLO ataca una y otra vez a la República, promueve el prejuicio, el oscurantismo- dogma, la superstición -recordemos su toma de posesión-, las creencias retrógradas y conservadoras, para ello desmantela al sistema educativo, lo llena de ideología del resentimiento social y combate a la soberanía popular atacando al Senado. AMLO no llama a la libertad sino a la obediencia y solo los hombres libres pueden establecer una República.

AMLO impulsa la degeneración de la democracia porque a través del despotismo y la prepotencia de una parte del pueblo, sus seguidores y comprados mercenarios vía limosnas o cargos públicos, sus putas; les hace creer con afirmaciones mentirosas que ellos son la soberanía y que si levantan la mano en un mitin tienen más poder que el Senado. De hecho mantiene el mito del que el que gana una elección tiene a sus pies a la soberanía. Eso no puede ni debe suceder en una República.

En México muchas personas le tienen pánico a la República porque esta exige preparación y justicia, regulación de la impunidad y sanción al que viola el estado de derecho, les apanica la República porque ésta exige largar a los dioses, a los miedos y exige sobre todo asumir la responsabilidad de nuestras vidas siendo libres.

En las escuelas se enseña de marxismo, comunismo o socialismo como grandes sistemas sociales y políticos pero no se habla de Democracia ni de República, se busca que la gente se conduzca como ganado al matadero asegún votando o denostando al que no es como ellos. La educación que debería ser ahora, en el sexenio de AMLO, la gran herramienta de la liberación nacional ha sido descuartizada por AMLO mismo. Ha traicionado a la República, a la Democracia y a la Nación.

Es una vergüenza.

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