El odio a las benditas redes.

¿Por qué la prensa tradicional odia a la Net?

En las últimas semanas los periodistas tradicionales, de derecha y de izquierda, se han ido a la yugular contra las redes sociales, su odio era originalmente miedo porque no entendían por qué la Internet les quitaba presupuesto.
Netflix ha sido demoledora contra Televisa, pero su fuerza no solo está en México, la compañía está poniendo en aprietos a la Tv de todo el mundo con excepción de Estados Unidos debido a que en aquel país la comunicación se replanteó a sí misma para seguir generando dinero, los gringos saben ser competitivos, abismal diferencia.
En México no hay una inteligencia frente a las nuevas tecnologías y a la evolución de la comunicación, por décadas la gente se acostumbró a chillar para mamar chichi pero hoy aunque lloran y mientan la madre la tecnología los está sepultando porque la ciencia jamás ha sido sentimental, es la posibilidad de todos poder evolucionar o desaparecer.
Los medios convencionales con sus noticieros acartonados en donde los periodistas con aires de grandeza tratan los temas asegún sus intereses no pueden contra las redes sociales en donde lo que menos hay es la elocuencia de la mediocre y seria y sobria comunicación pedorra tradicionalista. 
Los periodistas y comunicadores tradicionalistas no solo atacan con rudeza a las redes sociales y a los nuevos comunicadores de masas sino que intentan imponer a jóvenes en los medios a como de lugar, por eso pueden ver una defensa a ultranza de sujetos poco talentosos en la expresión oral como un tal Gibrán o impulsan a otros como un tal Hernán que están dentro de lo que los media convencionales pueden controlar.  Obviamente que para empujar a sujetos como esos se busca generar choques en las redes mezclando al racismo si se critica a Gribrán o se denosta al que critica a Hernán, la realidad es que solitos en las redes la tendrían muy difícil porque no son precisamente gente brillante en la razón.


La batalla contra los youtubers.


Como he mencionado en muchas ocasiones los youtubers son muy variados, hay desde los que hablan de moda, política, diversidad sexual o de lo que comen, sienten o a veces de absolutamente nada relevante ni estructurado ¿pero no los medios tradicionales así es como tienen sus programaciones?
Veamos ejemplos de entretenimiento y temas de la vida cotidiana.


Lizbeth Rodríguez.  Más de 6 millones y medio de suscriptores.https://www.youtube.com/channel/UCExB-_VCdrh90gIVSxJmpRg

Mario Aguilar.Más de 4 millones 900 mil suscriptores.https://www.youtube.com/user/MarioAguilarMG
Alex Flores.4 millones 200 mil suscriptores.https://www.youtube.com/channel/UCcVGFfF8QpbOzNcsWLaxQCA

Como es claro hay youtubers que hablan de cosas que no tienen que ver directamente con la política y que son sumamente populares pero efectivamente eso no significa que aporten nada a la sociedad en su transformación política, reitero, no desde el punto de vista sobrio de la política porque evidentemente están modificando a la comunicación, la cultura, la estética o la economía.
Veamos ejemplos de  política y sociedad.


Campechaneando.1 millón y medio de suscriptores.https://www.youtube.com/results?search_query=campechaneando
El Chapucero837 mil suscriptores.https://www.youtube.com/results?search_query=chapucero
El pulso de la república. Poco más de 2 millones de suscriptores.https://www.youtube.com/user/elpulsodelarepublica


Sobre estas tres propuestas externo un breve análisis debido a que son ejemplo de la «guerra contra los youtubers» porque evidentemente cuando Sanjuana Martínez o Jesús Ramírez se lanzan con generalizaciones es que ni siquiera piensan enfrentarse con ellos de manera particular, se mantienen aterrados.


Caso Chumel

Mezcla lo tradicional de la tv que atonta con información , de ahí que tiene muchos más suscriptores porque utiliza el lenguaje de lo fatuo con la propaganda que hace, es como si Facundo -el showman de telehit y big brother- hiciera un canal informativo que acaba siendo una propuesta de baja calidad para un público más de espectáculo que de análisis serio. 


¿Quiénes tienen propuestas como Chumel en los medios tradicionales?  Eduardo Videgaray, Esteban Arce y José Ramón San Cristóbal.


Caso Campechaneando.

Este personaje utiliza la imagen de Andrés Manuel López Obrador en su avatar de manera caricaturizada, desde ahí el sujeto ya transmite datos, propaga información a favor del presidente y como él lo ha dicho, no es periodista.  Esta honestidad lo coloca en una posición completamente estridente para los periodistas tradicionales porque aunque lo ataquen no hay cabida para dicha ofensiva porque el comunicador no tiene estándar. 
Su comunicación no es brillante pero sabe hacer llegar los mensajes de manera clara y directa sobre lo que busca: difundir a López Obrador, explota al mercado de votantes de manera amena y eso también molesta a los tradicionalistas que jamás se han planteado ser genuinos.


Caso El Chapucero.

Este personaje de pasado reciente priísta y anti obradorista tiene algo así como la reivindicación del hijo pródigo rescatado del mal, lidera mucha de la contra ofensiva pero no posee una plataforma clara, es evidente que posee una naturaleza de asertividad en la emisión de mensajes pero al no tener expertizaje y querer homologarse a la prensa tradicional es vencido, es obvio que no tiene una estrategia clara y responde mucho a su mercado que está compuesto por odiadores y acaba siendo rehén de su público. 


Con él se observa que su propuesta de política está encaminada como los medios tradicionales a formar parte del presupuesto de comunicación social del gobierno de la república pero ese gobierno aún no sabe cómo tratar a las redes aunque les llame «benditas», seguramente alcanzará su objetivo y lo atacarán más los conservadores de la prensa de izquierda y de derecha.

Reflexiones.


Según Kapuscinski «las malas personas no pueden ser buenos periodistas» y con ello me queda claro que la maldad por envidia es lo que vemos en los que por décadas han realizado un periodismo conservador y del modelo del siglo pasado, quieren ser autoridades y víctimas a la vez, son manipuladores elegantes que se dicen objetivos pero se arrastran por presupuesto, lo que no quieren ahora que les han recortado el 50% de los sueldos en periódicos, revistas, radiodifusoras y televisoras es que el pastel se reparta también con los comunicadores digitales.


Las malas personas que asegún han hecho periodismo se sienten agraviadas porque no saben hacer dinero fuera del erario, se dicen anti chayoteros desde la izquierda pero la realidad es que sus medios han sobrevivido gracias a los gobiernos, nunca se esforzaron por hacer que la iniciativa privada los tomara en serio porque con las empresas es evidente que tendrán que dejar de golpear a lo estúpido para convertirse en prensa inteligente y profesional de verdad.


«Quizá por eso los periódicos son ahora más aburridos y están perdiendo ventas en todo el mundo. Ninguno de los 20 finalistas de la última edición del Lettre-Ulysses del arte del reportaje [premio que se otorga en Berlín], y del que soy miembro del jurado, trabaja en medios de comunicación. Todos tuvieron que dejar sus empleos para dedicarse al gran reportaje. Este género se está trasladando a los libros porque ya no cabe en los periódicos, tan interesados en las pequeñas noticias sin contexto”. Kapuscinski.


Hace años New York Times pidió ayuda al gobierno de Estados Unidos para que le subsidiaran bajo un esquema de apoyo a la cultura, la crisis por la internet les pegó duro y es que la gente ya no quiere llevarse un bonche de papel lleno de clasificados, noticias sin sentido o de mal trabajo analítico, quieren elegir qué leer por el encabezado y sentirse informados con notas cortas sin sentido que los hacen sentir que forman parte del mundo aunque sean más manipulables que antes.  Nadie quiere ya escuchar noticieros con voces mamonas y serias en donde lo que menos hay es humanidad y mucho menos quieren ponerle atención a alguien que analiza de verdad, ese público más elaborado es mucho menor. 


La nueva comunicación es evidente que debe ser libre en su forma y fondo pero eso no la excluye de la responsabilidad de que se están moviendo la opinión pública y por ello al mercado de productos o propuestas políticas. 


El público debe también evolucionar y analizar a comunicadores como Chumel que es un propagandista del sistema ya que trae tras de sí una producción muy Televisa, hace stand up -es hombre comedia- y aparece en series y películas producidas por los hijos de la filosofía de la televisora, incluso apadrina obras de teatro compuestas por artistas televisos.  Del mismo modo debe reflexionar que los ataques contra Juca, Campechaneando o Chapucero tienen otro sentido más que el quererse hacer sentir las autoridades periodísticas de México.


Hace unos meses realicé un vídeo contra las «vacas sagradas» de la comunicación pero una parte del público no analizó que el hablar de esos personajes era para evidenciar a las universidades y escuelas de comunicación que en lugar de tratarlos como sujetos de análisis los presentaban como rock stars en sus auditorios. 


Las «vacas sagradas» son esas personas que se creen dueñas de un sector de la sociedad y que se debe trabajar como ellos dicen, carecen de espíritu demócrata y son dueños de arrogancia extrema, por eso salen ya del concepto referido los comunicadores tradicionales que ya leyeron los tiempos y se abren a la Net para competir aunque con ventaja, ya traen los públicos de los medios tradicionales, se mantendrán en el liderazgo de la opinión pública.
Dato: lo peor que le pudo pasar a la prensa conservadora de derecha y de izquierda fue que Andrés Manuel López Obrador agradeciera a las «benditas redes sociales» el día del triunfo electoral, con eso les dio un brutal apoyo a las segundas y un golpe liquidante a la primera, el tema es que el presidente jamás imaginó que las redes crecen cada vez más y que no solo son útiles para las campañas sino que se convierten en medios fundamentales para la gobernabilidad, aún no sabe cómo tratarlas ni él ni su equipo, desde acá le deseamos buena suerte. 


La Net es la mente más amplia, rebelde y viva de las sociedades. 

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