¿Se atora la 4a ola del café?

En el café se habla de olas desde que la especialización surcó los mares de las infusiones del aromático, después de años de apogeo finalmente hay un impasse provocado por las mismas luces de la esperanza del consumo del grano confeccionado en taza de calidad: los pseudo baristas.
Hay tres clases de personajes que preparan café: los operadores de máquina de espresso, pseudo baristas y baristas. 
Operadores de máquina de espresso.


Personas que llegaron a trabajar a un restorán, fuente de sodas o barra de bar en donde se encuentra una cafetera de espresso y les enseñaron como se pudo a sacar cafés espresso, capuchino o latte, a dejar correr el espresso para dar un lungo con sobre extracción de cafeína -dañino al organismo- y que les da igual estar o no haciendo las bebidas.


Estas personas hacen su chamba, algunos aprenden más y unos pocos se convierten en los dos tipos que a continuación se describen. 
Pseudo baristas.

He aquí a los que sabiendo hacer café se creen personajes salidos de algún cuento de Nunca Jamás y se visten de manera pretenciosa, hablan de atributos del grano con hipérbole y no gozan de muchos conocimientos académicos ni de vida, son particularmente jóvenes que sin saber quiénes son creen que el barismo les resolverá los problemas que un buen terapeuta les quitaría: necesidad y obsesión por el reconocimiento, baja autoestima que les hace denostar a los demás y con esos problemas emocionales creen que pueden pendejear a los baristas maestros reconocidos y con trayectoria, minimizar la innovación, les parece poco que la Secretaría de Educación brinde una certificación de barismo porque creen que la SCAA es lo más grande que existe, ven a las cafeterías que abrieron el camino de la especialidad como mamonas y ofenden a los consumidores que no saben de café.
Este tipo de pseudo barismo está en boga y ha detenido el avance de la industria porque aleja al mercado, estas personas son los que sin querer han reforzado a las franquicias, que aunque no prosperan en sus números de éxito han sabido usar a este sector que inmoviliza la innovación y la profesionalización de la especialidad para los grandes mercados. 


Baristas.
Aquí permanece el origen del movimiento, aunque algunas de las leyendas del café se han patinado en los errores de creer que la fama es lo más importante se mantiene el amor por el grano, la calidez en el trato para hablar con los consumidores y han aplicado el consejo del Dalai Lama que dice que las reglas hay que conocerlas para poder romperlas.


Los baristas genuinos no se apantallan ni por competencias ni por organizaciones internacionales del café y son los que están yendo incansablemente al campo a visitar a los caficultores y aconsejarlos, enseñarles, capacitan sin parar ya sea en talleres, diplomados, cursos o a los aprendices que llegan a trabajar con ellos a sus barras de café. 


Mantienen la paciencia con la gente que pregunta sobre el café y se han venido convirtiendo en intolerantes de los wannabes del barismo. Estas personas con la experiencia han comprendido sus errores y los han transformado en palabras para que otros no los cometan.
De estos baristas hay muy pocos. Son los que siguen sonriendo mientras hacen un espreso o un macchiato.


El futuro.
La cuarta ola del medio es la está determinada por el brew cofee o el café artesanal que abre la sensorialidad de manera extraordinaria brindando docenas de posibilidades a los paladares y que provocará una explosión de bebidas novedosas que empujarán al mercado a desafiar lo conocido en cientos de años de historia de la gran y perfecta adicción a la cafeína.


Y si esta es una cuarta ola la esperanza está en los surfistas del café que ya rechazan las competencias y que se hartaron de la pose en el barismo, ellos, esos jóvenes, no están en los circuitos y foros afamados, están en pequeñas barras lejos del ruido de la industria renovándola silenciosamente sin saberlo. 


Estos hombres y mujeres, más ellos que ellas, conviven como clubes de amigos a los que de pronto asisten renombrados que ya no pueden más con estos surfistas que desafian a los hipsters. Bienvenidos sean. 

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