El reino de los sueños

Contaré una historia que jamás imaginé que no tendría un final porque es una narración sobre una fantástico encuentro de dos corazones que alcanzaron ser amor verdadero y que está rodeada de escepticismo y envidias y juzgada atrozmente sobre la manera de ser de sus protagonistas; y la quiero contar porque en estos tiempos en donde parece que todo el amor se ha erosionado de entre los seres humanos aún quedan rayos de luz en medio de estos nubarrones negros y grises que asustan al más azul de los cobaltos.

En esta historia Marco y Antonio son sujetos que ven más allá de los sueños y logran hacer que la magia de la vida se convierta en una emoción fulgurante en donde su belleza hacía de su presencia un asunto de incredulidad.

Escribo la historia para que no se pierda en el mundo y en el tiempo el paso de estos hombres a los que amo y admiro, venero y quisiera que nunca dejaran de amarse.

Todo comenzó aquí.

Con precisión no sé si fue una tarde o una noche en que en un sitio web de encuentros Marco y Antonio comenzaron a charlar, Marco quedó flechado absolutamente desde ese momento porque la foto que veía era la de un joven de enormes ojos negros y de sonrisa pícara que hablaba de cosas chistosas, quedaron de conocerse pero pasaron al menos dos años para que eso sucediera.

La conversación de Antonio era más atrevida porque tenía pareja y vivía con él y le dijo a Marco que si quería tener una relación sexual debería de ser también con Abraham -el novio-, y era tanto el deseo que así ocurrieron las cosas. Después del encuentro todo comenzaría a cambiar.

A Abraham –Abby– le encantó Marco, a Marco le encantó Antonio, Antonio pensó que no le gustaba en realidad a Marco así que para no sentirse mal evitaba creer las palabras de Marco cada vez que le decía que quería verlo de nuevo pero a él solo. Mientras tanto Abraham acosaba a Marco diciéndole que tuvieran sexo pero que no era necesario que estuviera Antonio y Marco descubrió que las cosas serían como él quisiera así que tomó el control.

Marco fue contundente, él quería a Antonio nada más así que el trío no se daría de nuevo, obviamente Antonio con su inseguridad pensaba que era un antojo o capricho del hombre de cabello rizado que portaba pantalón y camisa de vestir con tennis así que se complicaron los encuentros, de hecho no se daban y cuando estos se sucedían eran furtivos y llenos de nerviosismo, parecía que el pacto de pareja de Toño y Abby no se daba, una tarde Antonio invitó a su casa a Marco y enseguida accedió pero le advirtió que lo que había era una orgía y que estaría Abraham.

Marco apareció en la puerta y encontró a seis hombres desnudos con el pene erecto y el que más grande lo tenía era un rubio guapo que cogía a todos, Antonio le recordó al recién llegado que debía desnudarse y comenzaron los turnos para penetrar y ser penetrado, no había besos pero sí muchos escupitajos, un poco de lluvia dorada, nalgadas, algunas cachetadas y mucho sexo oral, pero la opresión en el pecho de Marco no cedía, se sentía nervioso, de hecho a los 30 minutos apresuró su clímax y fue a lavarse al baño para enseguida vestirse y retirarse.

Toño no dejaba a Abraham, así pues Marco buscaba a alguien para construir una relación que sabía que aunque no sería con quien deseaba quería sentir en su corazón compañía, solidaridad, amor y pasión de esa de la que se alcanza en pareja. En el proceso de búsqueda conoció una tarde de sábado a Juan José, por internet, y comenzaron a verse, cada fin de semana se constituían en un equipo amoroso, todo estaba marchando bien hasta que en una visita de Marco a Juanjo caminó frente a la casa de Antonio y lo vio a la distancia en calzones caminando por el departamento

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