El silencio /por entregas/

ENTREGA 1 

José Luis siempre ha sido de lo más audaz y valiente, se enfrenta en lo cotidiano a muchos retos con docenas de personas y su camino andado le ha hecho platicar con grandes políticos, artistas, empresarios, académicos y con gente humilde de ciudad y campo, jamás se ha echado para atrás.

A José Luis se le concidera macho de esos muy varoniles que jamás se queda callado y de los que siempre toman la sartén por el mango para enfrentar lo que sea. La vida ha sido ruda con este rudo sujeto que en su contraste puede cobijar y tratar con extrema ternura a quien le gusta y ama.

Una madrugada de otoño estando medio enfiestado José Luis no dejaba de revisar sus redes sociales mientras bailaba levantando los brazos en el Pata Negra, tenía tiempo de no combinar happy music con absenta para hacer del tiempo un happy time cuando de entre toda la información encontró en twitter a un hombre del que ya le habían hablado.

ENTREGA 2

Honestamente José Luis andaba de un lado a otro en el antro después de hallar  a Fernando en el Twitter, para colmo Fer le había contestado ¿pero qué demonios hace un ligador sorprendido? siempre era o ignorado o tomado en consideración para ver cuando a lo que él calentaba los huevos de los afectados hasta que dijeran que querían verlo ya para que él los dejara colgados. Era un juego de poder pero hoy eso no le había resultado.

¿Qué hacer con Fernando que además mostró alegría al establecer comunicación con José Luis? José Luis sentía ansiedad, es que este cabrón sí le gusta, lo demás es juego y ansias de ser mamador, y a veces hasta culero.  Finalmente permaneció intercambiando tuits hasta que la pila del celular acabó y ya fue imposible querer insistir.

Pasaron casi 48 horas de los tuitazos y José Luis pensaba y pensaba en Fernando, revisaba sus redes sociales, veía sus vídeos y se repetía constantemente «este güey sí me gusta», sin pensarlo mucho desactivó sus aplicaciones para conocer gente, se sentaba frente al escritorio y colocaba los codos sobre el mismo y se tiraba ligeramente el pelo lleno de chinos, «quiero verlo» se decía una y otra vez.

Ese domingo y ese lunes simplemente las horas transcurrieron con particular lentitud, José Luis recordaba «El Principito» y la alegoría a la amistad y a los lazos y volvía a pensar en todo el conjunto de belleza que le parecía Fernando pero tendría que aguantarse hasta el lunes por la noche.

ENTREGA 3

Finalmente se encontraron frente a frente, la emoción circulaba, las miradas denotaban las ganas de llenarse mutuamente de besos. No lo conseguirían sino hasta después cuando las copas relajaron el nerviosismo de Fernando. Apenas desnudos se besaban sin parar, pero no hubo más. La pasión brotó sin ir más allá del roce de las pieles.

Continuaron pasando los días, los encuentros, aunque la pobreza sexual permanecía, Fernando se detenía, tenía en su mente mil batallas conservadoras que le impedían ser libre, José Luis lo notó, decidió tener paciencia, de verdad se la pasaban bien juntos y comenzaron a llegar las ideas de futuro, que si ir a una exposición, que si salir de fin de semana, que si ir a comer.

Conforme pasaban los días Fernando comenzó a dar marcha atrás, parecía que algo en su haber no estaba bien, José Luis se explicaba a sí mismo mil cosas hasta que un par de noches Fernando decidió quedarse a dormir pero no pasaron buena noche, la resequedad del clima, la tos, el calor de la habitación, el ambiente conspirando en su contra.

Sorpresivamente e intempestivamente Fernando hizo algo que jamás había experimentado José Luis, sin esperar respuesta soltó un te quiero y el silencio apareció por minutos, por horas, por días.

José Luis siempre había sido el entusiasta cazador que enamoraba y amaba y se atrevía a expresar sus sentimientos, esta vez no fue así. Desconcertado calló porque no sabía qué hacer, después de tantos amores y de tantos años la experiencia había mecanizado quizás al corazón y a la boca para saber en que momento las cosas debían decirse. Esta vez guardó silencio. Se detuvo, pensó.

ENTREGA 4

Rodrigo Carbajal ‏@RodCarbajalMx  9 jul.

Es de mala educación gustarnos y aún no ser novios.
Pasaban los días, todo se reducía cada vez más a meros suspiros combinados con palabras huecas de Fernando, era obvio, tenía miedo, estaba confundido y no se sentía competitivo para poder avanzar con José Luis, era demasiado su abrumado sentir como para poder liberarse de sus ideas y complejos y amar.

José Luis, en cambio, pese a tener aún latidos encontrados después de que enviudara hace casi dos años determinó avanzar, sabía que la oportunidad de amar de nuevo es su constante y hacerlo de manera sana sin buscar la evasión de su propia historia sería el éxito de su recuperación mientras mezclaba temores ajenos al amor y más provenientes de sus propios problemas.

Un día Fernando abiertamente retrocedió, el miedo lo venció, para su tragedia se quedará convulsionando varias semanas entre sus telarañas y aberrantes ideas absurdas del ser, José Luis lo único que hizo fue envolver su corazón y trabajarlo aún más en espera de alguien que quizás jamás aparezca, permanece tranquilo, ya había estado con el hombre de su vida y sabía lo que era el amor incondicional, el verdadero, ahora pondrá a prueba a la vida ¿será posible encontrar otro amor tan sublime?

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