La democracia y los pobres con la manipulación marxista
El marxismo odia a la democracia, no requiere ciudadanos para existir, necesita nomenklatura, es decir, un aparato burocrático -sindicalista en donde la obediencia es lo más importante.
La democracia es en sí misma la posibilidad de convivencia sin la obligación de obediencia, que, a diferencia del totalitarismo requiere que se umplan órdenes al estilo militar, la vida democrática debe privilegiar el acuerdo, el diálogo y cuando no se acuerda necesita del derecho a disentir y de resistir al que va contra la justicia para alguien, un grupo o una comunidad.
La democracia no tiene obligación de sacar a nadie de la pobreza pero permite que los individuos puedan salir de ella sin que se le condene, en el marxismo si alguien sobresale se le debe condenar y castigar, todos deben ser igual de mediocres y sin expectativas. En el marxismo, en el autoritarismo, no se tiene la obligación de sacar a nadie de la pobre permite que los que se adueñen del poder invocando al socialismo o al comunismo se conviertan en reyes o feudales que viven muy bien mientras los demás, sin derecho a quejarse, se deben sentir agradecidos porque se les administra la pobreza.
Los marxistas, los autoritarios, odian a la democracia, por eso la combaten , por eso hablan de dictaduras de proletariados que acaban siendo tiranías de masas adoctrinadas en pensamientos cerrados.
Los marxistas necesitan pobres, la democracia no.