Las tesis siempre han sido algo de hueva que impide que muchos se titulen.

La crisis que desató la espuria ministra morenista obradorista Yasmin Esquivel por ser plagiaria de tesis en la UNAM y que esta no sancionara a la ex alumna echa abajo el prestigio de la universidad pública nacional y además nos recuerda que titularse es cosa administrativa y no de investigaciones profesionales y comprometidas aunque algunos quesque las hayan hecho así.

El afán de las tesis era que los alumnos, hace trillones de años en la UNAM, aportaran algo, el acceso a las masas a la universidad logró corromperla, es normal, así ha pasado con la Universidad en su sentido más amplio porque los gentíos aparecen con sus dramas y transas.

Ese espíritu de «aportar» algo a la sociedad desde una tesis es cosa muy del siglo XX que ya no tiene sentido, si estamos frente al final de la Universidad en todos lados esto de las tesis son de lo más anticuado, ridículo y narcisista.

Ojalá y se haga de una vez la abolición de las tesis en todas las universidades públicas y privadas. Si se va a meter a la masa a la educación superior pues que sea en ese afán de justicialismo retorcido, las élites ya no recurrirán a estos espacios masivos de información en donde el conocimiento no existe ni transforma.

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