Nomenklatura y por qué hay que definirnos.

Ellos, los que ahora denominamos Nomenklatura o nomenklaturientos –a la mexicana- son un grupo que se siente heredero del poder del sóviet, alucinan con los tiempos en que la bohemia combinada con frases revolucionarias les hacía mejores personas.


Se quedaron con la añoranza de convertir a México en un alucine utópico en donde obviamente ellos dirigirían al pueblo hacia el futuro, se inspiraron en Cuba, porque muchos de ellos son de la generación de hijos del 68 y ven en Fidel Castro al gran líder y se acomodan de distintos ángulos para hablar del Ché. A ambos personajes las agendas de derechos humanos, feminismo y diversidad les han alcanzado para acomodarlos en el cesto de la basura del mundo democrático.


La Nomenklatura es nopalera, porque mexicana no es, sustancialmente son habitantes de un par de colonias en la ciudad de México y carecen de representatividad nacional, tienen, eso sí, unos fans en Puebla de donde algunos de ellos provienen.


Para la Nomenklatura en el país estarán sus seguidores pero los líderes serán siempre ellos, abrazan liderazgos de quienes se ponen a sus pies pero nada más, en caso de que esas personas quieran protagonizar historias los apuñalan por la espalda y los arrojan al vacío acusándolos de “traidores”.
Como buena Nomenklatura ellos aspiran a ocupar cargos claves en el gobierno, en las empresas de energía, educación, cultura, etc; pero lo que más les mueve es la obtención de privilegios utilizando al Estado. Aquí son más priístas que Manlio Fabio Beltrones, quizás el más parecido a ellos haya sido en tiempos recientes Fidel Herrera que en Veracruz mandó a pintar todos los edificios públicos y las instituciones privadas que pactaban con él de color rojo.

Consideran que solo ellos tienen la capacidad de utilizar los cargos que desean desacreditando a los hombres y mujeres capaces que podrían hacerlo, la Nomenklatura toma los puestos administrativos y solo quien se pliegue a sus intereses crecerá con ellos… actualmente hay una mujer que sin mérito alguno más que ser incondicional de los nomenklaturientos se hizo senadora.

Por lo anterior es evidente que agandallaran el Fondo de Cultura Económica y el resultado es de Nomenklatura por excelencia: mediocridad, falta de desarrollo pero cumplimiento administrativo sin navegar en aguas profundas. Lo mismo ocurrirá con miembros del gabinete y el extendido que no aportan nada a la 4T más que un poquito de fama académica y mucho apoyo mediático o en redes sociales a sus líderes.

Al interior de MORENA se encargaron de redactar los estatutos desde su visión: prohibieron el debate de las ideas tachándolas de faccionismo o infiltración de adversarios e incluso exigiendo a la militancia una obediencia completa a las órdenes jerárquicas que cuando no se mostrara evidente sería y es tachada de “traición”.

La Nomenklatura odia la democracia porque en ella las personas tienen que saber no solo de datos o autores, son capaces de usar su inteligencia para mover al Estado, ellos no quieren que eso pase y se reservan lo importante para ellos. Es más, prefieren que en esos lugares clave quede gente confiable más que capaz y que, casualmente, son todos parte de su grupo sectario.

Evidentemente como buena Nomenklatura quieren el control del partido político que han usado para el asalto al poder, ellos no son Andrés Manuel en campaña y recorriendo al país mientras habla con la gente, no, ellos son los que tras bambalinas van dividiéndose el gobierno colgándose del actual presidente. Buscan tener al partido porque con ello pueden revocar nombramientos, así ellos podrían desconocer las acciones de un Canciller o un coordinador de Jucopo en el senado que no quieren ver trabajar porque ensombrecen sus miserables resultados en su desempeño, es que además son muy ineptos y son incapaces de entregar buenos resultados, buscan que todos sus males se queden en actas administrativas que se olvidan mientras hacen fiestas entre ellos.

La Nomenklatura de MORENA odia al que les opaca, por eso se lanzan contra un Fernández Noroña cuando los rebasa, le aplauden cuando se sienten aplaudidos pero cuando se topan con la razón se ofenden; ahí está también su odio a Tatiana Clouthier, es más que obvio que la norteña es más lúcida que ellos y más operativa y resolutiva, eso no les gusta. Con ella le piensan para meterse porque los conoció desde adentro cuando coordinó la campaña de AMLO.

Buscan que el solo hecho de que sean parte de la Nomenklatura eso les de poder, beneficios y privilegios, aunque sean estúpidos, valoran más a los aduladores porque los manejan a su gusto y con tantos problemas piscoafectivos de sus seguidores es fácil dominarlos con un poco de reconocimiento un carguitos menores.


Son un grupo exclusivo, es decir, que excluye y discrimina, por ello fomentan el clientelismo y así van estructurando a la organización como en pequeños latifundios con caciques que son leales a ellos y someten cualquier idea distinta, reproducen el sistema hacia abajo. Los cacicazgos que en realidad fungen como capataces de campo de concentración quedan eternamente a las órdenes del patrón nomenklaturiento y pese a que hay un gobierno o partido los capataces pasan información directa a quien los nombró, hacen labor de cortesano, identifican peligros, acusan a quienes van creciendo y no se someten asegurando la maniobrabilidad para mantener el poder.


Es evidente que la Nomenklatura puede avanzar en una sociedad que fue dominada por un solo grupo de élite prianista, la gente se acostumbró a las organizaciones verticales y a la obediencia y que tenía ramas en todos los gobiernos estatales, locales, grupos empresariales, sindicatos de trabajadores, organizaciones campesinas, grupos magisteriales, intelectuales y culturales; y la única manera de obtener fondos, becas, puestos se debían a la prosperidad en el PRIAN, de hecho gracias al PRIANATO se desarrollaron muchas fortunas.

Durante la PRIANDICTADURA no era tan relevante el mérito o la capacidad de las personas sino la aprobación de los jefes inmediatos para poder ascender socialmente y por ello la Nomenklatura ha avanzado, se dedicaron a generar cadenas de favores y clientelismo en donde solo reciben apoyos los que les lamen las botas.

La Nomenklatura sabe trabajar como la burocracia del PRIANATO, cuando deben integrarse para mostrar resultados lo podían hacer, aunque ahora ni siquiera en conjunto han sido capaces de ofrecer resultados a una sociedad conectada por la Net, antes compraban medios de comunicación pero hoy las filtraciones abundan y los analistas no pueden ser comprados en su totalidad.

Actualmente estamos frente a una Nomenklatura naturalmente exclusivista y muy cerrada que tiene un afán muy protagónico, cosa que daña al presidente y que además abona al enojo de la sociedad que se hartó de privilegios, clanes, sectas, despotismo, soberbia, prepotencia y arrogancia, cosas que adoran ejercer los que hoy vemos defendiendo a figuras ya en caída libre como Porfirio Muñoz Ledo.


¿Qué país deseas? Uno donde quepamos todos o el otro donde solo debes obedecer y renunciar a la libertad para prosperar.
¿Quieres democracia donde quepa el feminismo, la diversidad, los derechos humanos, el desarrollo equitativo y justo o quieres a la Nomenklatura?
El cambio verdadero queridos, sigue estando en nuestras manos.

Manuel García Estrada, el hijo del rayo.

Un comentario en «Nomenklatura y por qué hay que definirnos.»

  • el julio 26, 2021 a las 6:00 pm
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    Hola Manuel,
    Buenos días estoy de acuerdo con tu publicación , pero todos sabemos que los políticos solo van a velar por sus intereses, creo que debemos plantear que es lo que se debe hacer? , es importante confirmar lo que comentas y que la mayoría de a pie lo sabe, lo que necesitamos literalmente es organizar a las bases para presionar y exigir a los servidores que trabajen de manera profesional,sino se quedaran los buenos deseos en la NET y no vamos a ver los cambios verdaderos , insisto tenemos que eliminar la apatía y participar.

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