Nota sobre la mediocridad
No hay nada más bajo que el chisme.
El chisme nace de la baja autoestima y de la terrible vida sin sexualidad plena ni trabajo pleno. Es decir, es de las gentes* que no poseen una vida auténtica.
Quienes aparentan ser felices y exitosos tienen en realidad una vida carcomida por el sufrimiento que brinda verse en el espejo como sujetos patéticos.
La envidia es la madre de todos los chismes, del odio, de la competencia baja y ruin, los envidiosos son los grandes sufridores porque ni pueden ser el que envidian ni hacen nada para rebasarlos más que boicotearlos, ponerles el pie, despreciarlos, es decir, chingarlos. Son mediocres.
La mediocridad es el alma de los pobres desgraciados que no son más que guiñapos de creencias, pretensiones que les condenan a la infelicidad eterna.
Los mediocres son guerreros del bando del mal, opinan, hablan, critican pero desconocen la realidad del universo porque no exploran la realidad de su propio ser.