Poder
Acudió en búsqueda de poder tranquilizar su mente que agobiada por tantos hechos y tragedias, quería sentir placer sin oponer resistencia, es que el amor gratuito tiene muchas condiciones y el otro simples acontecimientos en secuencia de regocijo.
Entró sabiendo lo que hacía, subió los escalones y le guiaron al espacio de regulada emisión de calor solicitando un jugo con masaje. El efebo que lo sirvió en su acceso fue quien se dispuso a servir al recién llegado.
Minutos después de que estuvo acondicionado apareció el joven dispuesto a tranquilizar las ansias con presión digital y a llevar al borde de los sueños al que dejó de ser un simple amante para ser un cliente.
Desnudos, el efebo pidió al cliente recostarse y comenzó a untar aceites pasando dedos y pito por todos lados hasta que trató de introducir el miembro entre las nalgas pero la rigidez detuvo el acercamiento y los roles cambiaron.
El enorme maduro se desplazó como experto por todos lados del muchacho que comenzó a pedir ser sometido con besos mezclados con mordidas y tirones de pelo; la fusión se dio de un solo jalón y el sudor comenzó a construir un reino que culminaría con una lluvia interior que sacó gritos al cliente como expulsando demonios.
Ambos se incorporaron y los billetes fueron intercambiados, el cliente se quedó un rato a solas disfrutando del vapor y pensando en que después de muchos años acababa de romper una barrera mental que formó en una sociedad hipócrita y mojigata que señala a cualquier dueño de besos en renta como perverso pero ¿no es acaso una perversión el buscar follar sin ningún recelo? se cuestionaba. Finalmente se bañó y cuando pasaba la toalla por su cuerpo comenzó a sonreír y a sentir una extraordinaria satisfacción llamada poder.
Oct 2015