Reconciliación, un nuevo pacto para la gobernabilidad

Mientras AMLO se cree muy listo diciendo que vivimos un momento estelar por la polarización que sembró, atizó y a la que le echa gasolina hay otros mexicanos que queremos paz y tranquilidad para poder prosperar.

A AMLO le fascina la cultura del odio y de la división porque el hombre mediocre no prospera más que sembrado cizaña, desconfianza y miedo, pero ¿México merece esta acción política cultural? No.

AMLO está sembrando rencor, resentimiento y odio en la mente de muchas personas que difícilmente saldrán de esa filosofía política generando problemas a la unidad nacional por al menos una generación. ¿Por qué el presidente está destruyendo la integración del país? Por factores externos a los que les conviene una sociedad que pueda ser esclavizada y mal pagada, porque es más fácil explotar los recursos naturales en comunidades divididas y recelosas. Siempre será más fácil que alguien que se venda cuando el odio permea una sociedad y entregue a los demás porque los desprecia.

Algunos seguidores de AMLO han llevado esto hasta lo más remoto de la vida cotidiana, quieren asistir a reuniones donde solo haya obradoristas, a restoranes donde todos sean solovinos, hasta los meseros, asistir a juntas escolares entre puro borrego… Es decir, han hecho del odio su manera de vivir y con ello propician la fragmentación social, el aislamiento y el desprecio por el distinto, básicamente eso nos coloca en el México anterior a 1968 cuando el derecho a disentir comenzó a ser discutido.

Reconciliar al país requiere también un profundo trabajo contracultural en donde las ideas de pluralidad y democracia sean propagadas en escuelas, trabajos, empresas, hospitales y ONG´s. El trabajo de reunificación nacional es un asunto de PACIFICACIÓN de México porque en la actualidad se ha propiciado una ingobernabilidad con poderes de la unión enfrentados y una sociedad polarizada a la mala, jamás se plantearon temas alternativos para mejorar a la democracia sino todo lo contrario, para buscar implantar un pensamiento único que debería ser la visión del caudillo al servicio del totalitarismo internacional, una prueba de ello es la entrega del país a la agenda 2030 de parte de AMLO a través de su sirviente Ebrard en días pasado sin consultar a nadie, sin debatirlo en los medios.

La Reconciliación debe sentar a todos en la mesa del debate en donde con argumentos se pueda comenzar a arreglar este desbarajuste que se vendió como esperanza y que ha sido una maldita pesadilla bizarra.

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