Se Vendió.

Fue un niño con la mente alegre y de algodón

pese a las golpizas que le propinaba su padre.

A sus diez años le decía ‹no llore aguántese,

eres hombre y no un marica, un día seras padre›.

Él si pensaba en ser padre pero no uno de esos, alcohólico

ni violento, sin embargo un día su anhelo se lo habrían de arrebatar.

Pasaron los años y un día el adolescente salio de su casa a buscar 

eso que nunca obtuvo de su padre.

El amor que fue a buscar lo encontró pero en otra forma.

Regreso asustado, enmudeció y se aisló.

Su recuerdo permanecería intacto, le habían sesgado su sexualidad.

Un día más que otros, sus hermanos gritaban y lloraban

de hambre.

Su padre cual piltrafa humana los había abandonado, su madre, una mujer abnegada,

enferma y postrada a una silla de ruedas por su padre.

El muchacho desesperado de su precaria situación recordó aquel día,

conduciéndolo de vuelta a la calle.

Ahora no saldría a buscar amor.

Esta vez al calor de su desesperación se entrego por unos pesos

se había prostituido,

hubo quien lo compró.

Ese mismo día entre las sabanas del enmohecido cuarto de hotel se hallo humillado

con dos billetes de doscientos pesos junto a una nota sobre la almohada.

La nota decía: Bienvenido chico al club de la muerte.

En memoria de: Antonio, sobrino político de un profe.


Narrado por: Luis Fenrir R.

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