Yo, inédito
Reconozco que nací como cualquiera pero mi visión fue ampliada desde mis adentros sin saber porqué.
Fue el espejo del cual nunca me he avergonzado, fue mi sonrisa que no sé porqué pero siempre tengo pese a que todo parezca ir mal quienes me han mantenido vivo.
Es como si una enorme y poderosa paz que de manera sorpresiva y constante se adueñara de mí.
Un día, de niño, comencé a notar que no había nada de que avergonzarme, asumí mi vida y mis ojos, mi piel y mi pelo como bellos, fue entonces cuando me sentí parte de todos.
Desde que recuerdo mis pies siempre los tuve igual a los tuyos, bonitos, míos.
Tengo el honor de pisar baldosas en la ciudad en que nací que han pisado miles y miles de ancestros y en ella han bailado danzón, salsa, rock o jazz, que han librado batallas con fusiles o discursos a favor del propio pueblo.
Qué orgullo estar entre todos y ser parte de todos. Nunca del resto.
Soy fuerte y bello, inteligente y capaz, como cualquiera, pero con la decisión de mostrármelo a mi mismo y consolidarlo como mi propia tradición, uso, costumbre, razón y república interior.
No me avergüenzo de nada mío ni de mis palabras ni acciones, soy pleno, soy libre, soy apenas una piedra de río rodeada de luz que a la vez la emite.
Soy sol, estrella, vida, muerte y sobre todo amor.
Vengo del mismo lugar que tú, de la misma explosión estelar.
Soy como tú, construcción animada y consciente de vida lleno de oxígeno, nitrógeno y cualquier otro químico que existe en el mundo pero con distintas densidades, proporciones y medidas.
Soy igual de sagrado que el templo más hermoso, el campo más olvidado y el océano más azul.
Sagrado como la ventana, la puerta y la cama en la que dormimos, sagrado como el mendigo, el labriego, el futbolista o el Papa.
Todos y todo somos sagrados por naturaleza.
Cada espacio mío, cada célula mía, son apenas sutiles violetas del jardín de todos y en los que cada niño y niña tienen los mismos derechos que yo para ser personas y entidades de vida, materia sacra y corazón enamorado de todo lo que existe y de nosotros mismos.
Soy tulipán, promesa, campaña, campiña, sueño, framboyán, río, nieve, nube, mariposa, pez, águila, fresno, peñasco, caballo, ciprés, cuento, fábula y periódico.
Soy como tú… todo, apenas una experiencia distinta de nuestra gran vida común.
Mis neuronas en perfecta sinapsis han funcionado e inundado mis ojos inmaduros, verdes, con miles de páginas de la maravilla más hermosa que ha creado la civilización y que son los libros.
Es mi nación de neuronas la que nunca me han traicionado, la que nunca me han permitido lo plástico e inútil un solo instante porque genuinamente me ama y por ello le permito todo.
Para mi maravillosa sinapsis, para mis maravillosas neuronas, hay desde la canción más popular hasta la composición más suave de Chopin, desde disfrutar la choza más lejana en el campo hasta a la Sagrada Familia de Gaudí, los cómics más populares a los ensayos más profundos de Octavio Paz o los poemas de Sor Juana, desde la película de comedia más comercial hasta la narración cinematográfica más densa y compleja de Tarantino, desde las lámparas de los centros comerciales hasta las esculturas de Rodin en París, desde los círculos en crayón de los escolapios hasta los cuadros al óleo más bellos de Leonardo; desde el teatro burlesque hasta el maravilloso Shakespeare, desde el ritmo más de moda hasta El lago de los cisnes de Tchaikovsky .
Para mis neuronas todo, para mí…ellas.
Reconozco que es mi historia genética la que me hizo izar la bandera de la razón.
Maté a los dioses y nací yo.
Plenipotenciario de mi soberanía. Omnipresente en cada una de mis células.
Omniamoroso de mis palabras, mis lágrimas, mi cuerpo y de todo lo que escucho, veo, siento, pruebo y huelo.
No ha sido sencillo sentirme y verme a mi mismo como yo. El mundo se empeñó a hacerme enano por dentro y estúpido por fuera pero jamás permití al mal apoderarse de mí, el bien que es la luz que viene del sol y que me despierta a cada paso nunca me ha dejado porque supe que es de lo alto de donde viene la salvación.
Más allá de las nubes está mi estrella que paradójicamente es tuya, de él o ella, de todos.
Una mañana de invierno sabiendo de todo lo que soy capaz, y que es todo, me enfrenté con el demonio de la sabiduría y no opuse resistencia, le permití fluir y estallando en mí frente y corazón lanzó a mí y a quemarropa la frase más impactante que jamás había oído y nací otra vez.
El demonio me enfrentó a mi exterior, a mi interior, a mi mezcla más ordinaria que jamás había hallado fusionada con palabras y pareciendo maldición fructificó como bendición arrogante pero honesta, humilde y sincera confesando lo que es frente a mí y sus palabras resuenan en mis cañones, peñascos, planicies, selvas, volcanes y bosques
…Sólo soy un humilde admirador de donde la belleza y la inteligencia se han conjuntado en un encuentro inédito…
Y me acordé de ti. De mí, de todos.
Recordé que no hay absolutamente nada vergonzoso en cada uno de nosotros, no hay absolutamente nada malo o erróneo, somos todos y todo perfecto y me disfruto así como a ti siendo de todos los colores, tamaños y mentes.
Bellos. Desde siempre y para siempre.