AMLO, el Presidente Trans Cristal.

Parece de risa o cuento pero se aprobó en una comisión de la cámara de diputados una ley para multar al que insulte al presidente. Ahora resulta que el ejército de orcos, solovinos, neandertales, simios, obradoristas y pejezombies son los únicos que pueden insultar a presidentes o políticos y los demás debemos callarnos para que las señoritas mojigatas tragasantos y cagadiablos no se ofendan, pobrecitos.

Parece que AMLO apoya la diversidad trans porque es así, de cristal, cual la najayota María Clemente que se ofende porque no le dejan poner su música de arrabal analfabeto en el gimnasio y llora como la Chilindrina, y miren que se le parece pero en versión ultra tumba.

Más allá de que parezca una broma de lo estúpido la realidad es que el totalitarismo y el despotismo son amados por los cuatroteros que aspirando a hacer de México una Cuba miserable y hambreada llena de opresión y represión consideran que las leyes de Santana podrían regresar a la vigencia, solo falta que quieran impuestos para mascotas.

AMLO, Sheinbaum, Adán Augusto, no son políticos de altura, son porros de la grilla barata y verdulera que quiere todo a su favor y penalizar al que se atreve a decirles lo que son, cantarles su precio o llamarlos como lo que son con palabras de la jerga del pueblo.

Hace años en Córdoba, Veracruz, un gobierno emanado del PAN quiso en Cabildo sancionar las palabrotas convirtiéndose en el hazme reír de la población que reaccionó con un breve y maravilloso plantón frente al Palacio Municipal en el que colocaron una manta enorme que decía: Basta de tanta Pinche Mamada, No estén Chingando. Cosa que se merece la Cámara Baja del Congreso de la Unión.

A Obrador le hace falta una buena ráfaga de mentadas de madre como las que hacían sus huestes el 10 de mayo a Peña Nieto en Twitter ¿O eso ya se les olvidó? Hipócritas.

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