De Semana Santa a vacaciones ateístas, México en los últimos 30 años.

La generación aquella que se reunía en viernes santo a comer para levantarse a las 3 de la tarde al escuchar la sirena de los bomberos en el centro de mi ciudad natal, Córdoba, ha muerto.

Los últimos ancianos que seguían al pie de la letra las creencias de hace 100 años se fueron, quizás soy de la generación X que aún fue adoctrinada para ser respetuosa con «la muerte de Cristo» pero es la misma generación que decidió alejarse masivamente de la religión porque, nuestros padres, los baby boomers, dudaron. Con ellos dudó la sociedad mexicana entera.

Hoy los X no vemos con tal rigidez a la Semana Santa y toda su parafernalia, de hecho vemos a los más jóvenes devotos en los templos como cosa rara de una sociedad que ya no existe pero que en ellos encuentra su dosis del pasado que se niega a dormir.

Los templos se vacían y las fiestas y las vacaciones arrasan sobre las creencias en un dios que no pudo detener la farsa pandémica ni que detuvo el ataque a las torres gemelas o que no nos salva de huracanes, terremotos o inundaciones. De hecho en Europa las iglesias se convierten en bibliotecas, museos, restoranes o antros. En la vieja Córdoba la catedral abrió paso a una cafetería. La iglesia muere pero se deben buscar otras fuentes de ingresos.

Mi abuela y sus tías ancianas que eran señoritas, no están más. Ya no hay cantos religiosos con voces agudas ni rosarios recitados coralmente. El sacerdote que venía los jueves a darles la comunión desapareció con ellas . No se prepara comida de cuaresma ni se asiste a las peregrinaciones del silencio mañana o la Vía Dolorosa a las 4 am del sábado. Todo cambió.

En 1996 hice una transmisión de música religiosa en donde trabajaba, dirigí la cultura de la estación de radio a la idiosincrasia que aún quedaba en Córdoba mientras yo definía mi ateísmo entre discusiones internas y con otros.

Hoy no le encuentro sentido a la religiosidad ni a dios, me mantengo respetando a los que aún creen y me sigue pareciendo importante que todos tengan libertad de culto mientras paso por un café al «Café de la Fe» que se exitingue para dar paso a los ciudadanos cafeína.

La silent generation y los baby boomers han sido aplastados por el alejamiento de los X de las religiones. Esto nunca volverá a ser como antes aunque se enoje el papa, los curas, las monjas o los catecúmenos. Un nuevo mundo ha nacido y el ateísmo ha comenzado a crecer como nunca. Quién sabe qué pasará en un mundo sin dios. Estamos por descubrirlo.

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