El café en México y sus opresores nacionales.

Parece nada pero es bastante, el café es el segundo producto que más ingresa divisas a México.

Parece que nadie lo sabe y parece que a nadie le conviene que se diga.

Hace muchos años llegó a la cafetería Rococó Café Espresso el que presidía ANACAFÉ, una organización de coyotaje a gran escala que estaba incómodo porque Aquiles González y yo habíamos declarado contra la especulación del café por parte de Nestlé y Starbucks. Llegó en domingo en la mañana, de traje, a reclamar diciéndonos que no teníamos porqué estar diciéndole a la gente que las trasnacionales hacían lo que hacen. Yo, simplemente, lo mandé a chingar a su madre. Nadie está por encima del derecho a la libertad de pensamiento y de la expresión, mucho menos cuando es para decir la verdad en un país donde hay gente que se la pasa chingando a otros para hacer sus lanitas.

A ese sector de especulación jamás le ha convenido que la población se entere de la riqueza que genera y posee en los campos y en las manos de los transformadores del grano de café, no les interesa que la gente se cultive en el arte de beber buen café porque implica que tomen mejor cafeína y eso, ya sabemos que hace a la gente PRE GUN TONA, la hace cuestionadora, la hace rebelde.

Es evidente que en la explotación del café y su gente hay ciertos grupitos y personas que se la han pasado ocultando los valores del tostado, de la selección del grano, quieren todo a granel y masivo para limosnear, saben que si la fuerza del campo entiende los tipos de grano, sus técnicas superiores de beneficiado, hacen del tueste maestría… se quedarán con las ganancias reales del café. Por eso los grupúsculos culeros y codiciosos impiden la capacitación, la formación, la literatura sobre la planta y el grano, no quieren que la gente aprenda a trabajar al café como se debe porque se les acaba su negocito basado en la ignorancia.

Los que más se llevan la lana están fuera de México pero aquí cuentan con sujetos que por quintos para poderse embrutecer de alcohol o ser los hombres o mujeres más importantes del pueblito venden a sus paisanos, su tierra, su agua, sus granos.

No habrá mejora en el campo cafetalero mientras la gente no esté educada, mientras siga manipulada con cuentos de certificaciones internacionales hechas por extranjeros a los cuales se les paga dinerales sin garantía de compra. No habrá mejora mientras el hijo del campesino no entienda el valor del marketing, de las ventas, de la tecnología aplicada al comercio, total, están condenados a no aprender mientras vayan a aulas con maestros que les dicen que el capital es malo cuando ellos son capaces de formar mucho capital y abandonar la pobreza. La trampa está echada y muchos siguen cayendo mientras la baja autoestima se las refuerzan con mensajes del presidente que les dice que no prosperen, que no sean aspiracionistas, no se dan cuenta que el presidente pacta con las transnacionales mientras a ellos los llama medianos y les pide se conformen con esa mediocridad.

El café mexicano necesita una detonación comercial dentro del propio país y eso aún no se da. Pero se necesita que toda la cadena de valor se profesionalice, lea, investigue, sistematice, estandarice, QUIERA SALIR del atolladero. Quiera tener dignidad y orgullo.

Espero suceda pronto y que el 1 de abril sea un estímulo y motivador para ya visibilizados entendamos que EL CAFÉ NOS UNE y EL CAFÉ PUEDE SALVAR A MÉXICO.

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