La esquizofrenia de la élite

«No es saludable estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma». 
Jiddu Krishnamurti

El gobierno de nuestros tiempos es un gobierno basado en mentiras y engaño, en la docilidad de masas mediocres que en el confort de no pensar creen que todo marcha bien o al menos no tan mal.


Los políticos, las iglesias, los grandes empresarios que hoy vemos figurar padecen de una serie de males que además de afectar a la sociedad la contagian en la enfermedad del infantilismo y la esquizofrenia que al poseer grandes cantidades de dinero los potencializa en sus ideas de grandeza y derecho a gobernar.


La esquizofrenia paranoide que señala a los humanos con delirios de grandeza y persecución los encontramos en las ideas que han sembrado como cultura los señores del poder: las familias bien, el abolengo, los salvadores de la patria, los grandes que se rodean de grandes, los que saben qué es lo que la nación necesita, los que saben qué es lo bueno para la gente, son una bola de sujetos con alteraciones del ego que rayan en la sociopatía, y algunos, de hecho, la practican y que significa que pueden prescindir de la vida de mucha gente con tal de que sus planes se cumplan en beneficio de lo que ellos creen de sí mismos y desean hacer creer a los demás.


La esquizofrenia institucionalizada viene de la religión que es salvadora y redentora de los humanos, en esas corruptas organizaciones se busca manipular al individuo destruyéndole la autoestima y haciéndole creer que un amigo imaginario puede convertirse en su enemigo y condenarlo al fuego eterno. Esa gente gusta de que se le hable de usted, que se les mencione su título nobiliario o académico, impulsan el sometimiento en el resto y se creen la razón, la luz, la justicia. Han creado ritos en donde los ropajes, los aromas, los cantos y las palabras generan un mundo fantasioso en donde el que dirige es santo, semi divino y ¿por qué no? Vicario de dioses en la Tierra. Esa cultura enferma y enfermiza propicia delirios de persecución en quienes le militan ya que existe un ser que todo ve, todo sabe y lo está observando y si algo hace fuera de la ley que favorece a los jerarcas se condenará al sufrimiento por los siglos de los siglos y será señalado como pecador.


La misma esquizofrenia es la que viene de los grupos sociales que con caudales de dinero consideran que son superiores al resto de las personas, los que ven a los demás como menos, de segunda clase o semianimales no son más que personas con alteraciones emocionales y psicológicas que buscan ocupar un lugar en la sociedad, necesitan reconocimiento, carecen de afecto y por tanto disminuyen al resto y viven en esferas de color rosa en un mundo de fantasía. Muchos de ellos se hacen políticos y se cuentan cuentos de justicia y redención que no es más que repetición de discursos de otros enfermos que consideran que sin ellos la sociedad no podría existir. Es la típica gente que salva a la patria o a la fe.


Es de locos salir a matar o condenar seres humanos para defender ideas falsas que se sostienen en mitos, leyendas o cuentos como la Biblia, el Corán o la Tora. Así lo hacían los reyes europeos de la Edad Media, así lo hacen los presidentes Obama o Bush o la curia bajacaliforniana que defiende a Hank; todos se cuentan cuentos y entre enfermos la mejor historia inventada es la más alabada y por supuesto vienen con recompensa tangible incluida: propiedades, dinero, oro.


En las campañas políticas, en las misas, en las bodas de los que “hacen que el país prospere” hay una idea de que la razón está de su lado y por ello son anti demócratas, porque si ellos tienen la razón ¿Cómo es que la demás gente que no tiene su linaje o poder podría tenerla?

Manuel García Estrada, el hijo del rayo.

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