La Manipulación de las Artes.

Hace años comencé a promover y realizar actividades «culturales». A lo largo de estos casi 20 años he combinado la creación con el desarrollo de exposiciones, festivales, conciertos, jornadas, bienales, jardines de arte, obras de teatro y demás para todos los públicos, en casi dos décadas he podido servir a miles y miles de personas y a cientos y cientos de artistas. Y siempre por la libre, en la autonomía e independencia con capitales pequeños y provenientes del autofinanciamiento y de la IP.

Creo que las artes son fundamentales para el desarrollo de los pueblos libres, generan en el hemisferio derecho  del cerebro la capacidad de crear y recrear. Siempre será más conveniente para los gobiernos absolutistas y represores una comunidad mecanizada y poco reflexiva. Los populistas usan las artes en volúmen, en masificación de actividades que llaman «culturales» como si fuesen ajenas a la vida cotidiana del pueblo. Cuando es la cultura la manifestación permanente y natural de las agrupaciones sociales.

El actual régimen neopopulista que vivimos en Veracruz nos muestra como se generan masificadamente actividades que carecen de calidad y que funcionan en el típico amiguismo e influyentismo. Se promueven a algunos artistas «renombrados» que vienen de la vieja guardia de quemadores de mota desde hace mucho tiempo y que lograron amafiarse con becas y presupuestos. En Córdoba se vivió durante años bajo el esquema de la derecha mocha panista. La «cultura» encumbró en lo local a algunas señoras copetudas que pintan porque no tienen otra cosa que hacer y disminuyó a los promotores, autores, pensadores independientes. Se regresó incluso a la escolástica tradicional. Actualmente la masificación intrascendente es lo usual. La política «cultural» local evidentemente está vista como hacer y hacer sin saber qué se logra y se opera como en todo gobierno inconsciente: a través de burócratas que roen un hueso pero que no aman en lo

profundo a la comunidad y que no realizaban esas actividades en favor de la cultura y educación antes de estar en la silla y que no harán al desocuparla. Pero eso sí, se sienten semidioses mientras ocupan los espacios. Algo muy común que ocurre en el mismo IVEC. Los esquemas de trabajo cultural municipales también son reflejo de lo estatal… y a veces de lo nacional.

La fetidez de la política en lo referente a la cultura es cuando toda se usa con un afán manipulador de la opinión pública al engrandecerse lo hecho o apoyado en los informes de gobierno y en la aparición de colores «corporativos» del gobierno vigente en favor del partido de donde proviene el gobernante.

Las artes en Veracruz padecen la segregación brutalmente. Tan sólo comparar los apoyos y enjuiciamientos entre eventos es terrible. Se sueltan muchos pesos para los cuates y pocos para los que son «nuevos» (sic) o que desconocían. Se apoyan chismes y rumores y se carece de capacidad de diálogo, quizás en el Olimpo del IVEC se cree que ellos hacen que la cultura esté viva, lo desconozco, tengo un año esperando una audiencia con la que dirige al Instituto. Por ahora para qué comentar más de gente que ni siquiera atiende a un promotor.

Lo curioso es que enjuiciar de manera vertical y de arriba hacia abajo es fácil, entre divaretas más, con pimienta de académicos que son como ratones de conservatorio sin verdadera fama y trascendencia. Dicen que es lo válido. Pero si se enjuicia de abajo hacia arriba quien es ese crítico se convierte en ardido, proclive a represión y abuso, segregación y menosprecio.

Afortunadamente existe la ley del boomerang, al menos eso dicen los gurús, maestros de yogas y carmelitas descalzos de Valle de Bravo, quizás más lo opinen así. Ese principio del boomerang se regresa en cultura a través de política y a través de la verdad que aunque tarda en salir llega, siempre.

No cabe duda, creerse la única uva daña, creerse el funcionario non plus ultra daña, pero esos actos provenientes de mentes cortas y espíritus decadentes dañan también a su entorno. La que más sale lastimada es la comunidad.

Los otros, los que no forman parte de las buenas formas académicas ni de los bloffs snob-culturales, esos permanecen, siguen ahí, luchando y peleando, ante la omisión del primer populista del estado. Ante el que se cree lo mejor por regalar lo que no es de él sino que es producto de todos. Ante los que con el puesto se sienten dioses creadores y no son más que burócratas que se medio pulen trás años de contacto con las artes.

Manuel García Estrada, el hijo del rayo. 2007.

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