Octubre, un país completo.

Aún no sabemos si se emanciparon o independizaron al 100% los habitantes del país de Octubre con todos los colores anaranjados, rojos, dorados, avinados, ámbares y resto de legiones que apapachan las miradas de quienes gustan de esperar las fechas que con tejidos de arañas y campos llenos de calabazas anuncian el día de muertos o halloween.

Octubre es país de aliento y poesía, de agradables vientos que pelean entre sí, entre calientes y fríos, y que se coronan con polvos de hadas que buscan víctimas a quien encantar. Ya le pasó eso a más de tres muchachas de los bosques y a otros tantos sujetos que se acabaron convirtiendo en dragones.

El país de octubre le da un respiro al dios Tláloc, le permite pensar en decisiones a tomar por venir. ¿Será que un día dejará de pedir ayudantes?

Libros, café, chocolate, blues, jazz, todos los habitantes de Octubre se confabulan en este país en estas semanas del año, reinan, dominan, gozan.

Cielos dorados y carmesí se convierten en el faro de las sinapsis y en el agua de la que ya no está. Caen las hojas y los árboles se tiñen de cafés y grises, las alfombras verdes de los patios y parques comienzan a confundirse otra vez con la tierra. Cruje el camino cuando la lluvia de besos de los fresnos, maples, mangos se convierten en bocinas de otras naturalezas que son casas de diminutos seres que no vez pero que ahí habitan.

Bienvenido el país de Octubre, bienvenido el mes que anuncia que Don Blanco viene en camino. El Lord de los Cristales y los Copos se acerca para recordarnos que todo es ciclo, todo es espiral, todo es vida. No hay final.

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