¿Quién es Quién en las mentiras de “la COVID”?

En estos días de “pandemia”, cada vez más se producen amplias contradicciones -tanto en lo político como en lo social- en razón evidente de una coyuntura como esta en el contexto de la cuarta revolución industrial, y que se vuelve más nítida cuando uno lee y tiene presente a Neil Postman en “Divertirnos hasta morir”. Uno entiende que la realidad es cada vez más dada al espectáculo y esta hasta suele ser un accesorio de lo segundo. Este concepto es totalmente contrario, por ejemplo, a la cosmovisión de Asia Oriental y su antigua filosofía, donde la realidad propia se construye de “adentro para fuera”, con el aspecto físico como un accesorio y reflejo del bienestar interior, formando una integridad. Si no hay bienestar interior, no hay salud física. Si no hay conocimiento, no lo puedes demostrar, solo eres locuazSi no sabes tocar un instrumento, no puedes subirte tocándolo en un video de 20 segundos a TikTok aunque lo quieras con todas tus fuerzas.

Curiosamente, el neoliberalismo construye de arriba para abajo o de afuera hacia adentro, pues ya desde la firma de un tratado de libre comercio hablamos de una subida en la escala geográfica de estudio, aún con la diversidad de los países que los firman –cualesquiera que sean-, pero que termina estandarizada entre tecnicismos comerciales y legaloides. Justo como se pierden las horas de esfuerzo en un gimnasio al solo ver el TikTok del fisicoculturista con ese cuerpo, queremos ser como él pero solo pensamos en los resultados inmediatos. Esto último se aplica a casi todo lo que mires, siempre buscamos o vemos cosas en nuestra vida en escala mayor, mientras pensamos como administradores o comerciantes siempre. Tiene aspectos positivos, como el ya no pensar en la historia de los países como algo aislado, dado que ya la comparamos con la de otros (natural en un contexto de integración regional y que puede aportar mucho al desarrollo de otro), pero por otro lado queremos aprender un idioma en un mes, bajar 40 kilos en 30 días, comprar la hamburguesa más grande y grasosa, ver si ya llegamos al millón de contagios de COVID, saber el porcentaje de efectividad de una vacuna, y más leguleyas que la mercadotecnia que nos ha implantado.

Increíblemente, incluso quienes defienden las medidas dictatoriales se van dando cuenta del papel que está jugando la propaganda y la mercadotecnia de los medios, eso es trascendental aun habiendo pasado más de un año. Para muestra un ejemplo, Rocío Vidal, la comunicóloga española destacadisima por su trabajo en la divulgación científica y quien incluso fue a “confrontar” a los que en la península ibérica llaman “negacionistas”, en días recientes hizo apología en sus redes a sobre cómo El País “no informa, aterroriza” en sus noticias sobre el COVID en ese país.

Mientras todos hemos aprendido algo y hasta hemos hecho las paces con una realidad insulsa y absurda de algún modo, un sector de la prensa no solo sigue ambivalente y perdida sin darle voz a quienes debería, sino que su versión francamente corrupta además la hace de “Ministerio de la Verdad” simultáneamente, infundiendo miedo con encabezado, artículo y tweet que hacen, a estos últimos ahora los vemos de cuerpo completo como simples fascistas que simplifican realidades en lo que cínicamente llaman “nota”, llenándose la boca hablando de responsabilidades gubernamentales y de “fake news”, o su tan idolatrada “responsabilidad social de informar la realidad” cuando, quizás, ellos sean los principales responsables de la histeria que carcome a un sector de la sociedad y que, muy probablemente, se ha cobrado un saldo de vidas humanas.

Y claro, la respuesta neoliberal fue, un producto, una vacuna. Una máquina perfecta, donde, por ejemplo, James C. Smith es el Presidente de la Fundación Reuters y al mismo tiempo está en el «member board» de Pzifer. Y ya sabemos la actuación de agencias como Reuters aquí, que fue parte de la por demás absurda cobertura en la guerra de vacunas, haciéndola de defensor y publicista de ya sabemos cuál de ellas.

Hace dos meses, un popular canal de Youtube que corresponde a una pareja internacional que documenta la vida en China, como parte de la cobertura que hicieron del COVID desde finales del 2019, dieron luz a la realidad del manejo del coronavirus en el gigante asiático: “Los chinos prácticamente se han olvidado de la pandemia… Los que usan cubrebocas son los extranjeros”- esto no dicho de forma despectiva como seguramente el lector está acostumbrado – y seguido a ello, imágenes de la tumultuosa multitud china viviendo una vida prácticamente normal.

El contraste con occidente, donde se aboga por las “libertades individuales” es insultante dada la cantidad de dinero que los latifundistas de la globalización gastan en vendernos una imagen de China –cuyo gobierno por supuesto no defiendo- y en, al mismo tiempo, hablar de una “nueva normalidad”, de nuevas medidas pues ya la pandemia “está fuera de control”, o de variantes salidas de sabrá dios y que son hasta 138% más mortales, un circo neoliberal de nunca acabar en el que siempre ganan los mismos, sea el gobierno que sea. ¿Qué hizo el gobierno chino? ¿Control? ¿Vigilancia extrema? Sea como sea, parece que la balanza de las libertades irónicamente la ganó quien menos esperábamos. Mientras aquí la OMS decía que “volveremos al punto de partida” y puso en vilo la realidad económica y social de los hipnotizados, en Pekín estaban pensando en celebrar a lo grande al Partido Comunista Chino en sus 100 años. Aún y con una regresión en las medidas en este país por las variantes, resulta irónico que mientras la economía sigue derruida a ras de suelo –quitando al comercio exterior- en los países “alineados” como el nuestro, aún a pesar del discurso oficial, las medidas quedan a la merced de la incertidumbre y del miedo, contrario, curiosamente, a la dictadura comunista, donde se supone que no hay derechos ni capacidad de elegir casi absolutamente nada.

Así que, ¿Quién es quién en las mentiras de la pandemia?

¿Dónde se es más libre?

¿A quiénes les conviene este episodio de “La Doctrina del Shock” y este show?

Y más importante aún, ¿Vas a leer y cuestionar o vas repetir las arengas de la prensa corrupta?

José Antonio Hernández (19 años)

2 comentarios en «¿Quién es Quién en las mentiras de “la COVID”?»

  • el julio 23, 2021 a las 2:36 am
    Enlace permanente

    Muy interesante la reflexión y me cae el 20 de como esa sociedad neoliberal que lleva lustros de construcción y que promueve los antivalores de la ganancia a toda costa, «vale mas como te ves», el
    hedonismo, lo lúdico, la recompensa instantánea, etc. a su vez nos convirtió en consumidores de esas notas rápidas que nos alimentan los medios masivos sin cuestionar las cifras o averiguar que signiica un caso o un contagio para asi poder pasar del susto al verdadero análisis. Si tan solo leyéramos mas alla de los encabezados y consultaramos las propias cifras oficiales, nos dieramos cuenta que un joven de 19 años para abajo tiene una probabilidad de sobrevivencia al virus de 99.99% (en el remoto caso de un contagio) y empezaríamos a colectivamente cuestionar esta locura, apagaríamos los televisores y nos pusieramos a [ler] mas.

    Respuesta
  • el julio 25, 2021 a las 12:17 am
    Enlace permanente

    Muy buen artículo mejor que el de muchos que dicen ser profecionales.

    Respuesta

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *