Turbulencias en las redes

En las últimas semanas varios proyecto me han tenido alejado de las redes, la producción de vídeos y contenidos no ha sido mi máxima prioridad aunque los impactos siguen siendo cientos de miles. Gracias a esta distancia con todo ciber mundo me di cuenta, más, de que no hay seriedad en argumentos y sencillamente lo que era la carretera de la información capaces de convertirse en «benditas redes» se deconstruyeron como libre y democratizadoras para convertirse en escaparate de resentimientos sociales y defensa a ultranza de no ideas. 


Es evidente que la revoltura y la verdulería en la que se han convertido las redes requieren de personas objetivas que no caigan en la tentación de querer tener seguidores o likes al estilo «black mirror» con desesperación y fanatismo, incluso periodistas serios han caído en las redes del querer llamar la atención a como de lugar. Entiendo que muchos de ellos necesitan comer porque han perdido presupuestos, sean o no de la línea del régimen anterior o del nuevo, y están pujando para incluso parir chayotes.


Son las escuelas de comunicación el terreno en donde debieran debatirse todos los fenómenos que se están dando pero sigo sin ver resultados que al menos alienten la democratización verdadera y la democracia de gran nivel. 


¿Por qué la sociedad en las redes se ha convertido en un espectáculo de crisis de autoestima, búsqueda de reconocimiento y catarsis de resentimientos sociales? Porque no hay dirección de parte de quien debiera alentar al respeto y al diálogo: la nueva República.


De un día a otro la IV República se fue por la borda para convertirse en la 4T que nadie entiende por la incongruencia de mensajes que se transmiten desde tantas voces que en su versión creen hacer patria. Es una ridiculez que estridentes y berrinchudos de tuiter o feisbuk

 impongan ideas aberrantes que ni siquiera han alcanzado una construcción genuina quedándose en meros caprichos de desolados inmaduros que buscan un lugar en la sociedad pero ¿por qué tenemos que soportar tanta crisis sicológica emocional que pudiera resolverse en terapia? Fácil, es más sencillo vociferar idioteces que tomar consciencia del momento de cambio tan profundo que vivimos.


La crisis en las «benditas redes» se nota cada día más y en poco tiempo caerán en su impacto, exactamente como lo hicieron los medios oficialistas del régimen que sigue aquí y al cual no saben cómo botar porque nunca lo consideraron como una entidad capaz de mantenerse viva pese a la derrota en las urnas. Liquidar a la PRIctadura no es cosa menor, pero no se puede hacer con niños tontos queriendo linchar a la maestra que les dio clases por años. 


La confusión actual hace que veamos cosas increíbles: redimidos que eran prianistas que cambiaron hace dos, cuatro, seis años, y que ahora se creen los sabedores de toda la lucha nacional por la libertad y que además ven con desdén si ocurrió antes de que nacieran, es como el más ignorante de los necios queriendo borrar el pasado al estilo talibán.


Los periodistas y los medios convencionales se metieron a  jugar con las redes y se colocaron en el nivel de los idiotas, es como si los médicos vieran la cadena del Dr Simi como la gran apuesta de salud y todos quieran bailar con la botarga… sí, una botarga que no es doctor. Están haciendo exactamente lo mismo que Televisa: estandarizar la calidad hacia abajo y ya sabemos en dónde acabó la televisora.


Las redes siguen siendo el quinto poder pero por ahora un poder que podría implotar y engullirse a sí misma cansando a la gente que necesita información de verdad. El chisme, la ofensa, siempre acaban cansando y desprestigiando al emisor. 


Insisto en mencionar a las escuelas de comunicación, a las universidades donde se investiga, debate y estudia a la ciencia que necesita de metodología para ser fuerza y contundencia que permita que la democracia exista de verdad porque de no hacerlo lo único que sucederá es que el fascismo sea aplaudido disfrazado de apertura, así que la reta está en los maestros y estudiantes que sean capaces de establecer mecanismos de lógica. Por ahora a seguir padeciendo lo que dijo Eco: 
las redes sociales han generado una invasión de imbéciles, ya que dan el derecho de hablar a legiones de idiotas. 

Manuel García Estrada,

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