La Condesa es aldea aparte.
En medio del huracán chilango existe un espacio en donde la vida transcurre como en una pequeña aldea, un lugar en donde hay muchos árboles, cafés en las aceras, paseantes con mascotas educadas, niños que juegan sin importar su origen, ciclistas vestidos de traje o con shorts y lentes grandes de colores. En muchas de sus calles por las mañanas huele a pan horneado y los pájaros inundan la atmósfera con su trino. Este lugar se llama la Condesa.
Mucha gente ha escrito sobre cómo nació pero a mí me importa más el estado en el que se encuentra ahora porque es un espacio donde más allá de la mezcla magnífica de estilos arquitectónicos contemporáneos su riqueza consiste en la multietnicidad, policulturalidad y diversidad armónicas.
Si alguien quiere estar en la Condesa para fundar un ghetto se equivocará ya que el barrio es un lugar de gente tan distinta que es imposible convertirla en un espacio racial o étnico, mucho menos religioso o de una ideología determinada. En este lugar puedes ver a los más fresas comer y hablar del buen gobierno derechista en un restorán nice y al caminar en el parque México puedes hallar a activistas de izquierda denunciando los asesinatos de mujeres mientras a unos metros están los apocalípticos anunciando el final de los tiempos con música de fondo: gaitas celtas o jazz de los años 30’s.
Por las mañanas y en los atardeceres hay muchos corredores en los parques o en la avenida Ámsterdam, pasan los musculosos que van o vienen del gimnasio y ves a los chavos instalados en la moda ir o regresar de sus oficinas mientras escuchan música de lo más variado e interesante. Gracias a estos aldeanos es constante ver a los nuevos artesanos de México que hacen muñecos de felpa que parecen extraterrestres o a músicos con discos independientes que se presentan en el parque España.
En la Condesa todo sucede a la vez y nadie condena al otro, conviven así, en sus diferencias que no sólo son físicas, hay de todas las etnias, sino en las culturales. Hay gente clavada en lo medieval, en la tecnología o amantes del café y el té chai. Hay que mencionar que aquí el chai se vende hasta en bicicleta.
Actualmente la Condesa tiene alquileres muy caros, algo que debe frenarse por el bien cultural del espacio porque a medida que la colonia sea para los que más dinero tienen, se irán yendo los culturalmente eclécticos que desde su posición clasemediera han hecho de este lugar un área libre de prejuicios. Lo más importante de esta colonia es su gente y su modo de vivir.
La ciudad de México bien podría expandir el modo de vida de la Condesa, no es complicado ya que acuden a ella a manera de culto cientos de personas los fines de semana que inundan cafés, restoranes y antros, les encanta estar aquí.
Si tú vives en la Condesa es momento de recordarte otra vez que esta colonia es cultura viva en donde la cortesía vial, el respeto al otro, lo diferente, el gusto posmoderno, los paseos a pie, la convivencia y la vida de café son lo que permiten sentir que vives en un pequeño pueblo, en una aldea en donde lo normal es lo que en otros lados llaman extraño.
Vale la pena recordarle a Marcelo, que es vecino del parque México, que hay muchas aceras que arreglar y muchos cables que meter bajo tierra, que hacen falta más plantas y más árboles y que si arreglan mejor la colonia no será porque él viva en ella sino porque el lugar lo merece.
Vale la pena recordarle a algunos antros que también en esta colonia viven muchos niños y ancianos y que necesitan dormir, así que con un poco de sensibilidad y responsabilidad cada día este lugar será más humano. Sí, se puede más.
2011